Varias veces he comentado los errores de determinados nombres científicos, aunque no es este el caso, pues esta amapola lleva a gala el "rupifragum", -rocas rotas -, ya que su hábitat son los lapiaces y pedregales calizos de las cumbres de algunas sierras de Cádiz y Málaga (Sierras del Endrinal, Caíllo y Líbar), en el mal llamado P.N. Sierra de Grazalema.
El error en este caso, creo, son sus nombres comunes: Por un lado, la encontramos como amapola de Grazalema, lo que da lugar a que en muchas páginas especializadas -entre ellas la de flora ibérica- se la cite solo en Cádiz, cuando casi la mitad de los escasos individuos censados los hallamos en Málaga; por otro, llamarla amapola española tampoco responde a la realidad, pues nos encontramos ante un endemismo bético- magrebí, presente también en las montañas del centro y norte de Marruecos.
Si nos olvidamos de nombres y fronteras, nos encontramos ante una planta tan llamativa como escasa, de un intenso color naranja, que abre sus flores desde mediados de mayo hasta el inicio del verano, una planta a la que habría que proteger de alguna forma pues más de la mitad de los tallos que florecen son comidos por las cabras, tanto por las domésticas -la famosa payoya o montejaqueña-, como por las monteses.