lunes, 20 de enero de 2020

Agosto 2019: Montañas Rocosas de Canadá

Toronto entero, lo fue todo y no fue nada.
Fue principio y fue final.
 
Montañas
 
Libertad

Silencio

Horizonte

Soledad

Viento

Pensamiento

Origen

Pájaros

Volar

Sinceridad

Resquemor

Añoranza

Dolor

Sacrificio

Compartir

Aliento

Lucha

Equilibrio

Regalo

Hogar

Muerte

Morada
 
Buitres

Lluvia

Verde
 
Belleza

Aridez

Vida

Cansancio

Castillos

Fuerza

Recuerdos

Sangre

Ánimo

Ruptura

Centrifugadora

Sumidero

Abandono

Paraíso

Duende

Irrealidad

Dulce

Incredulidad

Engaño

Vuelve el dolor

a habitar

paisajes infinitos

 
Se coló.
Se ha colado
tu sombra en mi balcón.
No se va.
Impasible continúa
viviendo en mi jardín.

Desolación

Desasosiego

Paz

Infinito

Sueño

Olvido

Letargo

 
Crece la forma del fruto del olvido,
de la impaciencia teñida de amistad,
transformada en cota de malla,
en coraza de celos y mentiras,
en forma de demoníaca suerte a matar
o morir en el intento.
 
Dije que quedarías
en mi casa o en mi sueño
como pájaro o como árbol
pero no sé si tras la sangrienta espada
encontrarás el árbol talado
y el pájaro sin rama donde posar su vuelo.
 
Sé que es grave el olvido
como grave el silencio
para el que nada sabe
pero soy así y no puedo traspasar el muro de mi cuerpo para hallar
la forma que no encuentro
o no quiero encontrar.
Por eso, no le pidas al árbol
lo que a Lázaro;
no me pidas más pasos
de los que mis piernas dan.





























 
Se pierde la memoria
y los recuerdos quedan reducidos
al silencio de un momento.
 
Las horas se acumulan
en relojes cautivos
del tiempo y la espera.
Las imágenes ancladas
a la aguja traicionera
que apunta al corazón
e hiere el llanto de la noche.
 
El lamento se extiende
a lo largo de versos amargos
en golpes de tinta.
No quise perderos
y lloraba las palabras.
 
¿Para qué tanta tinta,
tanto espacio lleno de mentiras?
El fin del poema
es el verso blanco,
la ausencia que el adiós anuncia.








 
¿Qué comprendes tú que yo no entienda?
No puedo comprender por qué tu pelo suave
me recuerda tanto al sabor amargo de la hierba
o al principio sin cauce del viento dulce del canibalismo.
 
Posiblemente nos veamos envueltos
en alguna lámina de acero que nos devuelva
a la luna creciente de los arrabales.
 
¡No te preocupes mi gato peludo y feroz!
Crecen los jureles como la lechuga en los polos;
confía en la plata de la sangre
y retornarás a las bocas del río que fluye temeroso del asesinato.
 
No nos persiguen los campos de trigo verde
y estamos seguros en la cabaña del tiempo,
en la encrucijada de camaleones soberanos
traspasando los límites del agua.
 
¡Son las tres en la mano sin carne
y comienza en las torres el tormento del aire!
 
El enchufe ilumina el atardecer violeta de las cruces
donde la batalla se propaga entre los ojos austeros de las piedras
clavando en las partituras de corcho sintético
el simbólico papel de la bandera.
 
Rocosas
 














 
¿Dónde dejé el amor
por el prójimo y el mío mismo?
 
En la gris arena de la playa
cayó la noche
(eran las seis y media de la tarde).
Silencio por no llorar
la mentira o verdad derramada,
por no caer en el talud
de devolverle la piedra, la honda, la mano, todo,
incluso ese poco de alma que me queda.
 
Pionero del desorden por querer
ordenar mi mundo,
mi caos de pasiones oscuras
y verbos sin gracia,
mis pasos que son los míos,
sobrio borracho, cautivo
de la libertad.
 
Pero dime, ¿dónde está el error?
¿En pedir para el no y hacer la herida
o en negar para el sí y causar dolor?
¿Dónde se encuentra el amor:
en regalar lo que uno tiene
o en no pedir lo que desea?




 
Las formas y los estados del agua:
 

























































































































 
Algo se mueve:
 



































 













 
Entre plantas:
 


















































 
Vayas donde bayas:
 










 
 
En nuestros pies:
 












 
Lo que los ojos esconden: