Río Patamalara
Cuando lo veo, enorme y verde, acariciando con sus frondes el agua cristalina, me da la sensación de que no son los barrancos, ríos y arroyos de este seco sur su lugar, que su sitio está en las selvas tropicales de otras latitudes, pero aquí está y ha estado desde hace millones de años.
El helecho de acequia brota de un rizoma rastrero que le permite aguantar las avenidas de los caprichosos e imprevisibles ríos mediterráneos. A partir de él, desarrolla unos enormes frondes que pueden alcanzar el metro y medio, aunque quizá lo más peculiar de esta planta no sea su tamaño sino su capacidad de absorber arsénico del suelo y el agua y acumularlo en sus hojas, lo que le permite defenderse de los herbívoros que lo intenten devorar.
Esta cualidad, descubierta no hace mucho, ha hecho que este helecho se esté utilizando actualmente en la descontaminación de suelos y aguas donde existen grandes cantidades de este tóxico producto de la actividad industrial o minera.
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