Lanzarote, la isla de los volcanes, la más occidental de las Islas Canarias.
Su clima seco debido a su proximidad al Sáhara y la consecuente muy lenta erosión han hecho que el paisaje volcánico se haya mantenido casi intacto, sobre todo los de las zonas norte y oeste, especialmente en Timanfaya, donde ocurrieron los últimos episodios eruptivos de la isla, en los no tan lejanos siglos XVIII y XIX.
Declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, esta isla no te dejará indiferente: podrás creerte en muchos momentos estar recorriendo otro planeta, disfrutar de un mar intensamente azul en soledad, en charcos entre la roca volcánica o en una playa de solitarias arenas amarillas.
Algunos datos: Los primeros pobladores se asentaron en Lanzarote hacia el 500 a. C. Probablemente llegaron en primitivas embarcaciones desde la costa africana. El nombre indígena de la isla era Titeroy-gaka, la rojiza montaña. La denominación histórica
de esa población es la de “majos”. El primer europeo descubridor de la isla fue Lancelotto Malocello de Génova, que arribó en el primer tercio del siglo
XIV, y de donde proviene el actual nombre de Lanzarote.
Nuestra casa de Mácher, con vistas a la Montaña Tinasoria y la parte norte de Fuerteventura
Mapa de Lanzarote
27 de diciembre: P. Natural de los Volcanes (1)
Caldera de los Cuervos, Montaña Negra, Montaña Colorada y Montaña de Ortiz
Nuestro primer contacto con los "campos" de la isla,
el inmenso paisaje de La Geria
donde el ser humano ha sido capaz de convertir la aridez
en asombrosos viñedos
La Geria es un Espacio Natural Protegido que se extiende entre los conos volcánicos de los municipios de San Bartolomé, Teguise, Tías, Tinajo y Yaiza.
Para crear este paisaje tan particular, los campesinos lanzaroteños excavan hoyos de hasta dos metros de profundidad, buscando la tierra fértil bajo el picón, donde siembran la vid. Después la cubren con ese mismo picón -rofe en el habla lanzaroteña- un material que retiene la humedad y evita la evaporación, y construyen a su alrededor un muro de piedra semicircular para servir de parapeto contra el viento. El resultado: un vino singular como esta tierra, los vinos de malvasía volcánica.
Tras dejar a un lado el paisaje de La Geria, nos preparamos para recorrer nuestra primera ruta en la isla, en pleno Parque Natural de los Volcanes, un fácil camino de unos siete kilómetros alrededor de dos cráteres muy particulares: el primero y último de los formados en la erupción de Timanfaya, El Cuervo y Caldera Colorada.
Desde el aparcamiento contrasta el rojo de la Caldera Colorada
y los tonos claros de Montaña Blanca
Cogemos dirección al Volcán del Cuervo entre un mar de lava y lapilli
sin perder de vista Montaña Negra
Montaña Testeina y Montaña Blanca, joven y vieja: la primera debe su nombre al pueblo que existía en el lugar donde surgió este cono de lavas coloreadas; la segunda le dio nombre al pueblo que tiene a sus pies, blanco como la montaña
Fue a primeros de septiembre de 1730 cuando la tierra empieza a rugir y surge, aquí, en la Caldera de los Cuervos, un surtidor de lava que comienza a dar forma a uno de los cráteres más visitados de la isla. Se ha iniciado la erupción de Timanfaya, la más larga en período histórico en las Islas Canarias.
Testigo de aquel momento fue el cura de Yaiza, que dejó escritas sus impresiones de aquellos días de espanto y expectación, de catástrofe y creación: "En 1º de septiembre entre nueve y diez de la noche la tierra se abrió de pronto cerca de Timanfaya a dos leguas de Yaiza. En la primera noche una enorme montaña se elevó del seno de la tierra y del ápice se escapaban llamas que continuaron ardiendo durante diez y nueve días".
Las erupciones posteriores terminarían semienterrando el cono del volcán.
Lapilli negro cubre las laderas exteriores del cono volcánico
Panorámica de la suave ladera sur del Volcán del Cuervo
En este tipo de terrenos es importante seguir el camino señalizado ya que el terreno es muy frágil y el caminar de personas deja rápidamente marcas provocando su rápido deterioro.
La calcosa, la piedra y el cono casi perfecto
Rumex lunaria - Calcosa, planta endémica de Canarias introducida en la isla de Lanzarote en el s. XX
Launaea arborescens - Aulaga o julaga, planta canaria que encontramos también en el norte de África y en el sur de la Península, en zonas semiáridas próximas al mar.
Macroglossum stellatarum - Esfinge colibrí, una curiosa polilla de peculiar vuelo y que, a diferencia de sus parientes, es de hábitos diurnos.
Esculturas en lava
Rodeando el Volcán del Cuervo
En primer término, el Volcán del Cuervo o de las Lapas y, al fondo, Montaña Negra
Lava cordada o pahoehoe, formada cuando la lava es fluida y corre con cierta velocidad sobre el terreno
En el interior del cráter
Líquenes, aparentemente tan frágiles, siempre son los primeros en colonizar las tierras abrasadas por la erupción de un volcán
La Caldera de los Cuervos albergó en su interior un lago de lavas fundidas que fue fluctuando de nivel, dejando marcas en las laderas interiores. En un momento dado, las paredes no aguantaron y cedieron, lo que dio lugar a desalojo repentino de gran cantidad de lava por esa puerta que hoy nos permite el paso a su interior.
Son sorprendentes los colores de las rocas
y sus distintas formas
En medio de un mar de escorias, un fragmento del muro del viejo cráter que cedió al empuje de las lavas y terminó varado a 150 metros
Trío de volcanes: en el centro, Montaña Testeina; a la izquierda, Montaña Blanca y Montaña Tesa a la derecha
Tu pelo hace juego con el color de Caldera Colorada
Pelargonium capitatum - Malvarrosa, una planta proveniente de Sudáfrica, escapada de los jardines que ha sabido adaptarse a la aridez de las laderas de lapilli.
Bejeque
El término bermejo, colorado o rojo aparece asociado a unos cuantos volcanes de esta isla y es que este color abunda en los conos más jóvenes
Bomba volcánica de más de dos metros junto a la Caldera Colorada.
Otras bombas de diferentes tamaños siembran el terreno aquí y allá.
En las erupciones de tipo estromboliano, aparte de gases y piroclastos de pequeño tamaño, también se expulsan materiales de dimensiones mayores que adquieren su forma característica durante su trayectoria en el aire y que llegan al suelo ya solidificados y con tamaños y formas variables.
La Montaña de Ortiz
En muchos de los volcanes de Lanzarote es notoria la disimetría que presentan sus laderas. Aunque son muchos los factores que intervienen en las formas que adquieren los volcanes, en Lanzarote uno de los más importantes ha sido el viento, ya que es capaz de modificar la trayectoria de los materiales que se proyectan al aire desde los cráteres, arrastrándolos en una dirección concreta. Este efecto es especialmente significativo en los volcanes construidos a partir de lapilli, fragmentos que presentan poca resistencia a ser desplazados. Como resultado, pueden formarse a sotavento importantes acumulaciones de este material que prolongan el cráter del volcán y hacen que presente un lado con una altura significativamente mayor que el otro. Un ejemplo claro es la Montaña de Ortiz, junto a Montaña Colorada.
La erupción de Montaña Colorada amenazó el pueblo de Tinajo. Viendo en peligro sus casas y campos, sacaron en procesión un cuadro de la Virgen de los Dolores. La leyenda cuenta que la lava cesó en su avance y la promesa de construcción de una iglesia en su honor se materializó años más tarde, en 1781, después de aparecer la Virgen a una niña pastora en 1774 para recordar a los vecinos que la promesa que le hicieron aún no la habían cumplido.
Hoy el Santuario de la Virgen de los Dolores o Nuestra Señora de los Volcanes, en Mancha Blanca, es una de las iglesias principales de Lanzarote.
Montaña Negra es un volcán antiguo, rejuvenecido con esa capa de polvo y cenizas provenientes de la erupción de Timanfaya que lo cubrió por completo y lo hizo crecer, dándole un aspecto completamente distinto, mucho más joven, muchísimo más negro.
Atardecer en el P.N. de los Volcanes, el primero de unos cuantos
28 de diciembre: Monumento Natural de los Ajaches, Punta del Papagayo (2)
Los Charcones (3), Parque Natural de los Volcanes: Salinas de Janubio (4), Los Hervideros (5) y Montaña Roja.
Hoy recorremos el sur de la isla, la parte más seca y también la más antigua.
Nuestra primera parada en Femés, para asomarnos, junto a la iglesia de San Marcial, a un mirador-atalaya sobre la planicie más meridional de la isla y las cercanas Isla de Lobos y Fuerteventura.
Las conocidas como playas de Papagayo -aunque Papagayo solo hay una- se encuentran en el extremo más al sur de la isla, dentro del Monumento Natural de Los Ajaches.
No hemos cambiado aún el chip de la hora menos, lo que nos hace llegar temprano a la caseta de control de acceso, donde abonamos los 3€ de entrada para recorrer unos cuantos kilómetros de polvoriento carril en regulares condiciones y dejar el coche en uno de los aparcamientos habilitados, junto a la playa de Puerto Muelas.
donde no hay nadie
Recorremos un tramo de costa hacia el norte
con vistas al Macizo de los Ajaches
y a la pedregosa playa de El Pasito, rodeada de acantilados
Vuelta atrás hacia la playa de Puerto Muelas donde ya se ven algunas personas
Contraste de colores entre la arena amarilla
y la negra roca volcánica
La marea está baja
lo que nos permite pasar por las distintas calas, como la Caleta del Congrio,
separadas
por acantilados de espectaculares colores
hasta dar vistas a la Punta del Papagayo
y desde aquí, vuelta atrás, pues no se puede continuar
Aunque no lo parezca un caminillo estrecho
nos permite circular bajo los acantilados
a pesar de las olas
De nuevo en la playa de la Caleta del Congrio para coger hacia arriba
y ver la Punta del Papagayo desde otra perspectiva
Charadius hiaticula - Chorlitejo grande
Y sobre un escarpe rocoso, al borde de estos acantilados
un cernícalo - Falco tinnunculus- a la espera de alguna presa
La playa que da nombre a toda la zona
la Playa del Papagayo
Esta sí, con algo más de gente, disfrutando del plácido día. ¿Cómo estarán las aguas?
Playa de la Cera
Llegando a la Playa de los Pozos
Esta playa es un lugar histórico pues fue en ella donde se inició la conquista de las Islas Canarias a cargo de los caballeros normandos Jean de Bethencourt y Gadifier de la Salle al servicio de Enrique III de Castilla, allá por 1402. Aquí, junto a unos pozos de agua, se funda un primer asentamiento conocido como la Ciudad del Rubicón y se levanta una iglesia dedicada a San Marcial. El 7 de julio de 1404 el papa Benedicto III funda el primer obispado de las Canarias, el Obispado del Rubicón, la razón por la que hoy la Diócesis canaria recibe el nombre de Diócesis Canariense-Rubicense.
En la actualidad, apenas queda nada de aquel asentamiento salvo los pozos. La iglesia fue arrasada por piratas ingleses siglos más tarde, levantándose una nueva más alejada de la costa, la que se encuentra en Femés.
Caletón de San Marcial
Caletón del Cobre
Playa Mujeres, la última de esta zona virgen antes de llegar a la urbanizadísima Playa Blanca
Vuelta en busca del coche por el seco interior con vistas a Los Ajaches
Los Ajaches es la parte más antigua de la isla. Se estima que estos antiguos volcanes, los primeros emergidos desde el mar en Lanzarote, tienen sobre unos catorce millones de años y se cree que en su inicio pudieron tener una altura de más de 4.000 metros. Hoy apenas superan los 500 metros. ¡Lo que hace la erosión!
De la punta sureste nos trasladamos al suroeste, a la zona conocida como Los Charcones.
Y aquí, con vistas a la mar océana,
montamos el restaurante
Los Charcones son una serie de piscinas naturales de diversas profundidades y colores
donde el mar, con marea baja, queda varado, anclado a las rocas
pero que en algunos momentos -marea alta- y días, se puede mostrar fiero y peligroso
A los cangrejos también les gusta estos charcos de mar salada
Para acceder a ellos, desde Playa Blanca, debemos coger una serie de calles pasada Punta Pechiguera, que nos llevarán al inicio de un camino en muy mal estado que se dirige hacia las ruinosa mole del proyecto de un inversor alemán que pretendía construir un hotel, un campo de golf y una urbanización, allá por 1973. Atlante del Sol, que así se llamaba el proyecto, por suerte, no siguió adelante.
Bajo estas horrorosas ruinas -que no muestro- una costa acantilada en la que se suceden, a norte y sur, infinidad de charcos que invitan al baño. ¡Qué contraste!
Charcos y más charcos
entre lavas negras
en un lugar muy poco concurrido
Será porque para llegar a ellos hay que recorrer este llano seco y árido salpicado solo de enormes, y pegadas al suelo por el viento, tabaibas dulces.
Desde los Charcones, nos trasladamos hasta el mirador de las Salinas de Janubio.
Las salinas de Janubio tienen su origen en 1735 cuando la erosión de las coladas de Timanfaya formaron un cordón de cantos que cerró en antiguo puerto Real de Janubio, lo que dio lugar a la formación de una laguna salada. Pero no fue hasta finales del s.XIX cuando Vicente Lleó comenzó a poner en funcionamiento esta industria salinera, completando su instalación en 1945. La sal que se obtiene se dedica principalmente a la salazón y conservación de pescado.
La laguna de las Salinas de Janubio
Estas salinas son las más grandes de todas las Islas Canarias y, en sus mejores tiempos, dio trabajo a más de 100 personas.
Molinos para la extracción del agua del mar
Cerca de las Salinas de Janubio se encuentra otro curioso lugar conocido como Los Hervideros
Aquí, las coladas de lava, de gran espesor, formaron columnas y grietas que el mar aprovechó para ir horadándolas, creando un laberinto de cuevas, oquedades y pasillos por donde, en días de fuerte oleaje, el agua sube a presión lanzando chorros al aire.
Tras las coladas de lava, asoma Montaña Bermeja
Vista de Los Hervideros
Lástima que el mar estaba bastante calmado y los bufidos se quedaron en pequeños soplidos
Panorámica de Montaña Bermeja
con su pequeña laguna encerrada por la arena negra de la playa
El surrealista color de esta montaña
Terminamos el día con una puesta de sol en El Golfo
29 de diciembre: Jameos del Agua (6), Senda de las Gracioseras (7) y Teguise (8)
Tercer día en la isla y hoy toca desplazarse al norte.
un norte dominado por el volcán de la Corona y su malpaís
y donde podemos encontrar uno de los espacios más afamados y caros de Lanzarote: los Jameos de Agua, la mayor decepción. 15 € es mucho para lo que ofrecen: un tubo volcánico con una pequeña laguna muy transformado, con restaurantes, piscinas, jardines, auditorio, la casa de los Volcanes-suplemento aparte- y otras construcciones hechas con muy buen gusto por el afamado César Manrique. Lo mejor, observar los cientos de cangrejos endémicos -jameítos- que pueblan el lago interior.
Un rincón casi natural de este tubo volcánico
Los jameítos - Munidopsis polymorpha- son unos cangrejos albinos y ciegos que habitan las aguas saladas de esta laguna formada en el interior del tubo volcánico del Volcán de la Corona. Se alimentan de algas microscópicas y poseen un agudo sentido del oído. Es una especie única de Lanzarote y de este espacio. Sus parientes más cercanos viven a profundidades cercanas a los 4.000 metros, en la zona abisal. Se piensa que esta especie es una evolución de un grupo que quedó aislado tras la elevación del fondo submarino por la erupción del volcán. Hoy en día su mayor peligro proviene de la masificación turística, de los ruidos que provocan, de los flases prohibidos de las cámaras y móviles y de la nefasta e imbécil "costumbre" de tirar unas moneditas allí donde vemos un charco de agua, práctica completamente vetada ya que los óxidos de los metales contaminan las aguas y provocan la muerte de los crustáceos.
Reflejos en la laguna
El tubo volcánico en toda su amplitud
Los jardines y construcciones varias
Limonium bourgeaui
Bajando hacia la cercana playa
con vistas al Malpaís de la Corona y a las Peñas de Tao
Las Peñas de Tao son un conjunto de bloques de roca -algunos con más de treinta metros- procedentes de la destrucción de unos de los laterales del Volcán de la Corona y que fueron trasportados de manera errática por las coladas de lava y que quedaron varados a más de 5 km de su lugar de origen, en ese inmenso mar de lava que llega hasta el mar.
En la Playa de los Bonanciles con vistas al Roque del Este
Es esta misma playa están recogiendo un cayuco que procedente de las costas africanas llegó ayer con algunas decenas de inmigrantes. Un problema muy complejo y con difícil solución.
El Volcán de la Corona
El símbolo de los Jameos del Agua
Tabaiba dulce - Euphorbia balsamifera- es una planta autóctona de las Islas Canarias y del norte de África. En Lanzarote ocupa amplias zonas del norte y del sur, zonas siempre cercanas al mar donde las temperaturas son más elevadas pues no soporta el frío. Lo curioso de esta planta es que su látex, a diferencia del resto de especies de euforbias, no es tóxico y se ha utilizado para problemas bucales, como cataplasma para congestiones, para tratar problemas de la piel o para elaborar un chicle casero mezclándolo con azúcar.
Pasada la Cueva de los Verdes, a un lado de la carretera, aparece este tramo abierto del tubo volcánico del Volcán de la Corona.
Este tubo volcánico se originó hace 25 mil años. Alcanza una longitud total de 7,6 km y está formado por un complejo de pasillos y galerías que en algunos puntos alcanzan los 20 metros de altura. En la superficie, este tubo presenta diversos desplomes en su bóveda que facilitan sus acceso natural al interior. Es lo que se conoce como jameos.
Los tres elementos geológicos del tubo que tienen más valor y representatividad dentro del conjunto son: la Cueva de los Verdes, los Jameos del Agua y el Túnel de la Atlántida.
Este último es un tramo de 1,6 km que en la actualidad se encuentra bajo el agua del mar, siendo el mayor tubo volcánico submarino del planeta y una muestra clara de que los niveles del océano estaban por debajo de los actuales durante la última glaciación pues la colada y el tubo llegaron justo a la línea de costa que había en aquellos momentos, inundándose con posterioridad. En su interior se han encontrado varias especies marinas únicas en el mundo.
Rubia fruticosa - Tasaigo
Los años y una mayor humedad han hecho que el Malpaís de la Corona se vea mucho más verde, ocupado principalmente por un tabaibal de tabaiba dulce.
Justo al norte del Volcán de la Corona se asienta el pueblo de Ye -como el nombre nuevo de la y griega que nos quiere imponer la RAE- y de él parte un viejo camino, el Camino de las Gracioseras, que utilizaban los habitantes de La Graciosa para, en un tiempo no muy lejano, vender o intercambiar pescado seco o salado por productos agrícolas de los campos lanzaroteños. Esta labor la realizaban principalmente mujeres y era parte de las tareas cotidianas de cada día.
Salimos del aparcamiento de Las Rositas junto a unas singulares rocas
y no llevamos andados ni cinco minutos
cuando la vista se nos abre a La Graciosa y a la Playa del Risco, eso sí, cuatrocientos metros más abajo.
Hasta hace ocho años, La Graciosa era considerada un islote y como tal, carecía de una serie de servicios que no se conceden a los islotes. Hoy en día, tras una moción aprobada en el Senado en 2018, La Graciosa está considerada la octava isla de Las Canarias.
¡Ya podemos olvidarnos de aquello que aprendimos en la escuela de las siete Islas Canarias!
La senda, muy bien trazada,
baja en continuos zigzags
los acantilados que forman aquí los Riscos de Famara
Siempre con vistas a La Graciosa y al Río, ese canal estrecho que la separa de Lanzarote
Estos acantilados están formados por rocas antiguas
mezcladas con restos de las coladas que bajaron por aquí provenientes del Volcán de la Corona
siendo la zona de mayor biodiversidad de todo Lanzarote
Llegamos a una zona con menos pendientes donde empiezan a asomar enormes ejemplares de tabaiba dulce
El camino nos va llevando hacia la playa
La solitaria y extensa Playa del Risco donde el baño era obligado
Verol (Kleinia) entre las rocas
La Caleta del Sebo, el pueblo principal de la Graciosa y adonde llega el barco que parte de Órzola. Sus casas todas son de planta baja e intensamente blancas. En sus calles no hay asfalto, solo arena y los coches, salvo los de algunos de sus residentes, brillan por su ausencia.
Llegando a las salinas de El Río, las más antiguas de Canarias (s. XVI)
Son unas salinas que se formaron de manera natural al quedar el agua retenida por una barra de arena de la playa. Se encuentran justo enfrente de la Caleta del Sebo, de la que nos separan apenas dos kilómetros de mar.
Panorámica de buena parte de La Graciosa y del Río
Los negros cantos rodados que pueblan la parte trasera de la playa
con los Riscos de Famara de fondo
La Graciosa tiene varios conos volcánicos de diversos colores, playas de ensueño y caminos para recorrerla en uno o dos días. Otra vez será.
A la vuelta cambiamos un rato
las piedras del camino
por la arena de la playa
Nuestro restaurante -chiringuito- de hoy: comida y baño
Y seguimos por la playa
hasta una zona con pequeñas dunas
Heliotropium ramosissimum - Camellera, una hierba autóctona presente también en el norte de África y en otras islas de la Macaronesia
Lavandula pinnata - Matorrisco, endemismo de Lanzarote y Madeira
Abandonamos la playa y volvemos a coger el camino de subida
El Río, donde cada año a principios de septiembre se celebra una prueba deportiva que consiste en atravesar este estrecho entre las dos islas a nado
Por este camino, las gracioseras no solo bajaban productos alimenticios sino que también, durante años, transportaban enseres y ropas para su ajuar, para sus futuras casas y solo cuando estas estaban "vestidas" se podían casar, por lo que la edad de matrimonio de las mujeres de esta isla era inusualmente alta para la época: solían casarse con más de treinta años. Como ahora, más o menos.
Una cuesta arriba después de comer hace bien la digestión
y sirve
para tomarse la fotografía y la contemplación del paisaje con tranquilidad
Allium canariense -Ajo de Lanzarote, endemismo de esta isla
Senecio
Ononis dentata - Melosa dentada
Reseda crystallina - Sonajera, endémica de las islas Canaraias más orientales
Panorámica del Archipiélago Chinijo
Caleta del Sebo en La Graciosa, Montaña Clara y Roque del Oeste
Astericus intermedius - Tojia, endemismo de Lanzarote y Fuerteventura
Lobularia canariensis - Yerbablanca, endemismo de la Macaronesia
El Volcán de la Corona desde el aparcamiento de las Rositas
El mismo volcán de la Corona desde la carretera hacia Haría
Echium lancerottense - Lengua de vaca o viborina de Lanzarote
Frankenia ericifolia - Tomillo marino
Bejeque
Haría, un pueblo del interior donde persisten aún cientos de palmeras canarias
La última parada del día: Teguise
Iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe
Teguise fue el lugar elegido por los conquistadores para asentar su poder en la isla de Lanzarote. En 1418, un sobrino de Jean de Bethencourt se instala en este lugar junto a su mujer, la princesa Teguise, hija del último rey de los majos, Guardafía. A partir de aquí, esta ciudad va creciendo en tamaño, poder e importancia hasta convertirse en la capital de la isla, capitalidad que mantendrá hasta 1847 cuando esta se traslada al puerto de Arrecife.
Un rincón de la parte vieja
Arquitectura popular: las típicas puertas y ventanas verdes, características de muchos lugares de la isla, ya que estas se pintaban con lo que sobraba de pintar las embarcaciones de pesca.
Torre campanario
Callejón de la Sangre
Por su posición y riqueza, Teguise hubo de enfrentarse en muchas ocasiones al ataque de los piratas berberiscos, sobre todo durante el siglo XVI. En uno de aquellos episodios, en 1571, el Marqués de Herrera, señor de la ciudad, consiguió reunir a los vecinos y lograron acorralar a los atacantes en lo que hoy es el Callejón de la Sangre. Allí se produjo la muerte de más de un ciento de piratas norteafricanos.
Años más tarde, en el mismo lugar, las tornas cambiaron y, en un nuevo ataque, varios vecinos de la localidad murieron. El nombre a la calle le viene al pelo.
Castillo de Santa Bárbara
30 de diciembre: Montaña Blanca (9) y Parque Natural de los Volcanes: Caldereta y Caldera Blanca (10)
Hoy las rutas van de volcanes antiguos entre coladas de lava recientes. Y el primero de ellos, Montaña Blanca, lo tenemos cerca de casa, apenas a diez minutos en coche.
La ruta la comenzamos en Montaña Blanca, un pueblo que desapareció con las erupciones de Timanfaya y que se refundó en otro lugar. Esta localidad toma el nombre del volcán en el que se asienta.
Jarilla
Saliendo del pueblo de Montaña Blanca
Aeonium lancerottense - Bejeque de malpaís, endémico de Lanzarote y el único con flor que vimos. De él es característica la flor de color rosa a diferencia de la mayoría de los bejeques que la tienen amarilla.
Montaña Blanca
Campos de cultivos entre volcanes, unos más secos
y otros más verdes
Lotus lancerottensis - Yerbamúa, endemismo de Lanzarote y Fuerteventura
Conforme vamos subiendo
los horizontes se van ampliando
Panorama
Otra vista del pueblo de Montaña Blanca
Pelargonium capitatum - Malvarrosa
Panorámica desde el Sur al Norte
Montaña de Juan Bello
La Geria
Montaña Tesa, La Montañeta, el Morro de Conil y Cerro Tegoyo
Paloma bravía
Llegando a la cima
En el vértice de Montaña Blanca, a 597 metros
Vistas hacia la zona sureste de la isla, con Tías en primer término
Bajando por el borde del cráter de Montaña Blanca
El pueblo de Montaña Blanca entre el volcán de nombre homónimo y el Monte Guatisea
Dipcadi serotinum - Tarabaste gato
Fagonia cretica - Espinocillo
Entre montañas
Las Maretas de Montaña Blanca
Las maretas son enormes depósitos de almacenamiento de agua perforados en el interior de la montaña entre los años 40 y 60 del s.XX. El agua de escorrentía por gravedad va a un canal excavado en la parte inferior y de este, hasta las coladeras, donde se depositan las arenas y piedras mientras el agua limpia va pasando y almacenándose para después ser conducida a las poblaciones.
Hoy, tras la instalación de dos desaladoras en Lanzarote que suministran agua a toda la isla, estos ingenios están abandonados y en desuso, aunque en algunos casos, se están restaurando como ejemplo de lo que un día fue el esfuerzo del ser humano para obtener agua en una tierra tan seca.
En la ladera sur de Montaña Blanca recorremos lo que se conoce como las Grietas.
Estas se formaron por el enfriamiento de las distintas capas de lava de las erupciones, en contraste con las capas de rocas que sirven de base.
Las grietas no son muy largas
y son el producto final de la erosión del agua en estas laderas tan inclinadas
En algunos lugares las grietas son muy estrechas y profundas pero se pueden recorren por su interior
Entre Montaña Blanca y Caldera Blanca hay una distancia que requiere coger el coche, así que aprovechamos para ir a comer en lo que en la isla se conoce como teleclubs, unos restaurantes en los que se suele servir comida típica de la zona a unos precios razonables pero cuyo nombre nos trae recuerdos de tiempos pasados, cuando aún éramos muy jóvenes.
Para ello hacemos una parada en Mozaga, a medio camino entre los pueblos de Montaña Blanca y Mancha Blanca, desde donde se sale para la Caldera Blanca ¡qué lío de blancas!
La historia de estos establecimientos viene de los años sesenta cuando la administración franquista promovió la creación de estos locales en pueblos de menos de 10.000 habitantes con la intención de mantener a la población "informada" de la actualidad y fomentar la reunión y convivencia entre los vecinos. Para ello se les dotaba de un televisor (de ahí el nombre) pero también se enviaban diversos libros y, a veces también, proyectores cinematográficos, radios o tocadiscos.
El devenir de los tiempos terminó por cerrarlos en la mayoría de los pueblos de España, pero en Lanzarote se reinventaron y le dieron una nueva vida.
Hoy son concesiones municipales que suelen explotar familias del pueblo y en el que están montados pequeños y populares restaurantes donde degustar típica comida conejera.
En fines de semana y días concretos se puede juntar mucha gente, por lo que es conveniente reservar.
Nosotros tuvimos doble suerte: había poca gente y el único chubasco (una hora lloviendo) de toda la semana nos pilló a cubierto comiendo en el Teleclub de Mozaga.
Después de comer nos vamos hasta Mancha Blanca desde donde parte un sendero entre coladas de lava que en 11 km (ida y vuelta) y entre tres y cuatros horas de caminata tranquila nos llevará y traerá de la cima de la caldera más grande y perfecta de todo Lanzarote: la Caldera Blanca
En un principio el camino discurre entre un impresionante campo de lavas.
Las lavas no mantienen siempre su misma capacidad para fluir: a medida que se alejan de los volcanes, van perdiendo su capacidad para deformarse y adaptarse al flujo incandescente que circula bajo ella. Esta costra superficial termina por fragmentarse en múltiples pedazos, que dejan escapar los gases contenidos en su interior, quedando con un aspecto ruinoso. En términos científicos, estos tipos de colada reciben el nombre de aa. Es lo que en Canarias se conoce como malpaíses.
Mancha Blanca va quedando atrás
Las irregularidades de estas superficies de lava y lo difícil que resulta atravesarlas llevó al naturalista Hernández-Pacheco en 1907 a comentar lo siguiente:
"Los fragmentos de lava, asperezas y desigualdades que hay entre los volcanes hacia los que nos dirigimos, de los que nos separan un par de kilómetros, llegan a tal límite que la marcha por el campo lávico es un continuo trepar y descender por entre quiebras y fragosidades. A veces tenemos que bajar trabajosamente al fondo de una grieta y, cuando hemos ascendido el borde opuesto, nos encontramos frente a un hundimiento tanto o más difícil de cruzar que el pasado."
Los cráteres son recipientes naturales que ayudan a recoger las escasas precipitaciones que se dan en esta isla. Sus paredes interiores concentran en agua de lluvia guiándola hacia el interior, llevando consigo una importante cantidad de sedimentos. La acumulación de estas partículas finas facilita la formación de suelos fértiles, como ha ocurrido en este cráter de la Caldereta, donde su interior se ha utilizado para el cultivo de cereales de secano.
Asoma la Montaña de Teneza
tras el mar de lavas
Así describió el naturalista Hernández-Pacheco a principios del s. XX este mar de lavas:
"Lo que llama la atención es la extensión del campo lávico que se pierde de vista en las lejanías, todo erizado de conos y cráteres cuyas crestas sinuosas y roídas indican la violencia de los fenómenos explosivos que en ella se produjeron..."
Cascada de lava, entre la Caldereta y Caldera Blanca
Siguiendo con el relato de Hernández-Pacheco:
"Entre esta montaña y su inmediata, Blanca de Perdomo, existe un estrecho cuello por donde se desploma, hacia la llanura de la costa, majestuosa cascada de
negras lavas solidificadas procedentes de los grupos volcánicos modernos que se
abrieron en el interior de la isla. Tendrá la caída una anchura de un centenar de
metros encajada en la angostura que forman ambas montañas, de cuyos tonos blancuzcos destaca el negro intenso de la tumultuosa y petrificada corriente que se
despeña por rápida pendiente, con el aspecto de un glaciar que hubiera cambiado a
negras sus deslumbrantes blancuras, pero conservara las inmensas grietas que se
forman en las masas de hielo que se despeñan por las escarpadas gargantas de las
montañas."
Sendero de subida a la Caldera Blanca
desde la que se va divisando un mar de lavas cada vez más inmenso y majestuoso
Panorámica
Ya en el filo del cráter
En muchas regiones volcánicas, los volcanes se alinean siguiendo la línea de una fractura profunda en la corteza de la Tierra, por donde asciende el magma. Esto da lugar a la aparición de volcanes con una dirección muy concreta. Es lo que se conoce como vulcanismo fisural.
En Lanzarote, el conjunto de la actividad volcánica se desarrolla siguiendo estas pautas. En una de estas fracturas, que supera los 17 km y que va desde el Noreste al Suroeste, se desarrollan tres de los conos que recorremos esta tarde: La Caldereta, Caldera Blanca y Risco Quebrado
Panorámica del cráter hacia el oeste
Mar de lavas desde las alturas de Caldera Blanca
Vamos rodeando el cráter
Un cráter de 1.200 metros de diámetro y más de tres kilómetros y medio de circunferencia
Llegando a los 460 m de este volcán viejo y perfecto
En el vértice de Caldera Blanca, celebrando el fin de año con un poco de anticipación
Euphorbia regis jubae - Tabaiba amarga
Como otros muchos volcanes en Lanzarote, mucho más alto por un lado que por el otro
Risco Quebrado
Remedando a J.R. Jiménez: "La Caldera y yo"
Una tabaiba amarga con una curiosa forma de arbolillo
Caldera Blanca es un volcán viejo y como tal, le salen arrugas, visibles grietas que la erosión y los años han hecho en sus laderas.
La Caldera Blanca va cogiendo tintes rojizos
El atardecer nos pilla llegando a Mancha Blanca y la línea de volcanes queda en falsa erupción
31 de diciembre: Jardín de Cactus (11), Cueva de los Verdes (12), Volcán de la Corona (13) y Arrecife (14)
Nuestro primer destino del último día del año: El Jardín de Cactus en Guatiza, obra del afamado César Manrique.
Precio de la entrada: 8,50 €
Reflejos de una entrada
El proyecto para construir este jardín se inició en los años sesenta, cuando César Manrique planteó la idea al Cabildo de Lanzarote: comprar una antigua cantera de rofe abandonada, utilizada como vertedero, para transformarla en un jardín en el que se vieran representadas suculentas de todo el mundo. La idea cuajó, pero muchos fueron los años y las dificultades hasta que se pudo inaugurar este jardín con forma de anfiteatro en 1990.
El molino de Guatiza
Opuntia...
Realidad natural políticamente incorrecta
Ferocactus stainesii var. pilosus
Stenocereus stellatus
Euphorbia candelabrum
Panorámica del Jardin de Cactus desde la entrada
Aloiampelos striatula
Euphorbia coerulescens
Mitos y curiosidades de los cactus: Dicen que no necesitan cuidados ni agua... ¡y no son delicados ni ná!
Mammillaria gemminispina
Mammillaria compresa
Mitos y curiosidades de los cactus: Algunos como la Carnegia gigantea - el saguaro- son capaces de vivir más de doscientos años, llegar a los 16 metros de altura y pesar más de dos toneladas.
Copiapoa atacamensis
Pedilanthus tithymaloides
El molino del Jardín de Cactus de Guatiza fue uno de los muchos molinos harineros que había en Lanzarote.
El grano que obtenían los agricultores, una vez tostado, se trasladaba aquí para su trituración: el producto más habitual era el maíz (millo), con el que se fabricaba el gofio, aunque también se molía cebada, trigo o legumbres. Para realizar el proceso se utilizaban piedras que, dependiendo de la altura a la que se situaban, producían una harina más o menos fina.
Estos ingenios aprovechaban la fuerza del viento, tan presente en Lanzarote, para mover todas las piezas del engranaje que hoy podemos ver en el interior de este molino restaurado.
Euphorbia grandicornis
Neoraimondia herzogiana
Cactus que acarician las nubes
Copiapoa cinerea
El estanque central
Mitos y curiosidades de los cactus: No, no atraen la energía negativa que pueda emitir la pantalla de un ordenador, si es que esta la desprende.
Allaudia procera
Echinocactus grusonii - Asientos de suegra
Nunca tuvo la suegra unos asientos tan bonitos
Pachypodium lamerei
Una última mirada
Tras la visita al Jardín de Cactus, de la que hemos salido gratamente sorprendidos y en la que hemos estado más tiempo del previsto, nos vamos hacia la Cueva de los Verdes, pues tenemos hora de entrada reservada y el tiempo se nos ha echado encima.
Visita guiada. Precio de la entrada, 8€, mucho más barato que los afamados y decepcionantes Jameos del Agua.
La Cueva de los Verdes forma parte del tubo volcánico de la Corona y se entra en ella a través de un jameo, es decir, un tramo donde el techo de la bóveda se ha caído.
Su formación se debe a que la lava de la parte superior de la colada se solidificó mientras por su interior corría una mucho más fluida que terminó dejando este enorme pasadizo de más de siete kilómetros de los que la Cueva de los Verdes solo es un fragmento.
La parte visitable de este túnel es de más de un kilómetro
y las dimensiones superan en algunos lugares los 15 metros de ancho y los 19 de altura
El nombre de la cueva no se debe a los colores, entre ellos el verde, que podemos apreciar en sus paredes sino al nombre de una familia que utilizaba esta cavidad y de la que era propietaria.
Las tonalidades de la roca volcánica en las paredes
y la que se puede apreciar a través de los huecos del techo son impresionantes
La cueva sirvió durante el siglo XVII como refugio de los lanzaroteños ante los ataques de los piratas berberiscos.
En algunos momentos se estrecha
y hay que cuidar de nuestras cabezas
Un momento del recorrido
Otro rincón
La cueva se acondicionó para las visitas turísticas en 1964 y se creó en su interior un lago artificial que refleja la bóveda del techo y crea la ilusión de una caída inmensa a tus pies.
Una visita totalmente recomendable
El Volcán de la Corona, origen de la Cueva de los Verdes y de los Jameos del Agua
Paramos en la carretera muy pegados al muro un par de minutos y hacemos unas fotos, aprovechando que la circulación es muy escasa, y nos vamos al mirador del aparcamiento de las Rositas, en Ye, donde prácticamente se ve lo mismo, es gratis y mucho más tranquilo, y allí montamos el restaurante.
Desde el Mirador del Río,
ese canal de agua salada
que separa La Graciosa de Lanzarote
Las vistas desde el mirador de Las Rositas
Lavandula pinnata - Matorrisco
Riscos de Famara
Kleinia neriifolia
La cabra majorera, típica de esta isla y de Fuerteventura
Gallotia atlantica - Lagartija de Haría, que junto con una salamanquesa, son los únicos reptiles terrestres que nos podemos encontrar
Ye
rodeada de los típicos muros de los viñedos lanzaroteños
Panorama de Ye y sus campos de cultivo desde la subida al volcán
En el borde del cráter
un espectacular anfiteatro natural de espectacular colorido:
rojos, negros, verdes, violetas, grises...
El volcán de la Corona, con sus 604 metros de altura, es una de las cotas más elevadas de Lanzarote y uno de los volcanes más recientes. Erupcionó hace 18.000 años aproximadamente y generó un extenso malpaís a sus pies que ocupa buena parte del nordeste de la isla
Montaña Clara desde el volcán de la Corona
Lycium intrincatum - Espino de mar
En palabras de Agustín de la Hoz:
"Las viñas de Ye son propiedad de gente diversa que no vive en el pueblo pero cuyas fincas brillan de puro cuidado. son interesantísimas las sabias defensas para contrarrestar las fuerzas del viento, empleando auténticas mediaslunas de piedra negra, geométricos socos, sobre las cenizas negras que cubren la tierra y que hacen más sobresaliente el verde quemón de las vides, cuyas cepas se tienden y se anillan como raras y caprichosas culebras. Las hojas de las parras se mueven como arpegios de abundante alegría, entretanto en cualquier cercana lejanía se ve a los grupos de cabríos y ovinos triscando las humildes florecillas del suelo montaraz."
Una solitaria palmera canaria en el camino
Para terminar el día, nos vamos a Arrecife, sin saber aún que una de las celebraciones de fin de año, la que se va a transmitir en Tele5, se va a hacer desde esta capital: mucha música y mucha gente, sobre todo por las calles del centro, en los alrededores de la Iglesia de San Ginés.
Castillo de San Gabriel
Puente de las Bolas
Esqueleto de una ballena
Barcas en el Charco de San Ginés
Atardecer en el Puerto de Arrecife
Siluetas en bajamar
1 de enero: Parque Nacional de Timanfaya: Montañas de Fuego (15) y Senda Litoral de Timanfaya (16)
Timanfaya es el nombre que recibe este Parque Nacional de 51 kilómetros cuadrados que se extiende por los municipios de Yaiza y Tinajo, pero antes solo fue el nombre de una serie de montañas surgidas en las erupciones que tuvieron lugar en el siglo XVIII, y mucho antes aún, el nombre de una pequeña población destruida por las lavas que se asentaba en lo que, en aquellos entonces, eran las tierras más fértiles de la isla. Hoy es un paisaje desolado e inmensamente bello apenas colonizado por la vegetación y sin ningún poblamiento humano permanente.
El diablo, símbolo del fuego y del P.N. de Timanfaya
Según una leyenda de la isla, el 1 de septiembre de 1730 en el pueblo de Timanfaya se celebraba una boda. En medio de la celebración, una gran explosión movió la tierra y empezaron a llover rocas y lava que destruían todo a su paso. Todos los invitados empezaron a correr pero una gran roca proveniente del volcán, aplastó a la novia, dejándola sepultada. El novio, al ver la escena, coge una horca con la que intenta mover la piedra y salvarla. Cuando por fin logra apartar la roca, su amada había muerto. Desesperado y roto de dolor, toma el cuerpo de su mujer y sin soltar la horca, corre por el valle entre humo y cenizas de la erupción, hasta que desaparece para siempre, tras una colina iluminada por la luna.
Montaña de Timanfaya
Caldera Roja
Colores y texturas
Caldera Blanca, entre la Montaña del Chinero y la Caldera Roja
Montaña Rajada, junto a otros conos y el mar de fondo
Grupo de hornitos
Los hornitos son bocas eruptivas secundarias a través de las cuales se expulsaron lavas y gases sin llegar a formar un cráter.
Hornito del Manto de la Virgen
Mar de lavas que acaba en mar
Montaña Encantada y Montaña de Pedro Perico
Timanfaya es el resultado
de un cruento episodio con dos claros procesos eruptivos
históricos. El más largo e intenso se inició en 1730 y
tuvo actividad hasta 1736. El más reciente tuvo lugar
en 1824. Las erupciones, correspondientes al siglo
XVIII, afectaron a un total de 195,2 km2, surgiendo
los conos volcánicos asociados a fracturas tectónicas
que presentan una orientación noreste-suroeste. En 1824 tuvo
lugar el último episodio eruptivo en Lanzarote. Hicieron
su aparición tres nuevos conos volcánicos: Tao, Tinguatón y El
Chinero; éste último es el único representante de dicho
periodo dentro de los límites del Parque.
Más parece Marte que la Tierra
Montaña Rajada
Montañas del Fuego
Detalle de una colada de lava
Las Montañas de Fuego
son una sucesión de coloridos cráteres
declarados Monumento Natural dentro del P.N. Timanfaya
Olivia Stone, una aventurera inglesa del siglo XIX quedó impresionada por la soledad y aparente calma de estos parajes:
"El silencio es agobiante y terrible. Nada se mueve; no hay siquiera una ramita que nos indique de dónde sopla el viento; solo aridez y desolación. Dos cuervos negros aparecen repentinamente y, cuando nos sobrevuelan, puedo oír el suave roce de sus alas por encima de nuestras cabezas. Parecen aves de rapiña aguardando a que la muerte les llegue a estos intrusos imprudentes que han penetrado en estos terribles páramos".
Valle de la Tranquilidad
supongo que por el silencio sobrecogedor que transmiten esas superficies de arena quemada donde aparentemente nada se mueve
Contraste de colores de cráteres que se suceden hasta las Salinas de Janubio, al fondo
Otra vista de las Montañas de Fuego
Un plano amplio del Valle de la Tranquilidad
y un plano más cercano
Laderas del Pico del Fuego
Caldera del Corazoncillo
Una nueva vista de la Caldera Roja
Sucesión de conos hacia Caldera Blanca
Cráter de El Pajarito
Hornitos próximos al Islote de Hilario, de donde parten las guaguas
Demostraciones turísticas del calor aún presente en el subsuelo de Timanfaya
más de 100ºC a escasos centímetros de la superficie y superando los 600ºC a unos 13 metros de profundidad
Panorámica hacia el oeste
Este paisaje bien se merece un retrato o quizás mejor este retrato bien se merece un paisaje
De una montaña bermeja junto a los aparcamientos hasta el islote de la pequeña Montaña Bermeja en medio del manto de lavas que se extiende hasta el mar.
Ya en el coche, de camino hacia El Golfo, hacemos algunas pequeñas paradas para guardar en la cámara y no solo en la retina, rincones y montañas de esta isla sorprendente.
Pico Redondo
Montaña de la Vieja Gabriela
Montaña Tremesana
Panorámica hacia la Montaña del Golfo y Montaña Bermeja desde la carretera LZ-704
La llamada Ruta Litoral del P.N. de Timanfaya empieza en el pequeño pueblo costero de El Golfo
Pegados a la costa
empezamos atravesando el Islote del Mojón, con vistas a Montaña Quemada
Todo son lavas
y un escaso matorral de tabaiba dulce
La senda literal va pegada a la costa, sin alejarse mucho en ningún momento
Los enmarañados tallos de una enorme y extendida tabaiba dulce
La Playa del Paso, donde está prohibido el baño por las fuertes corrientes y uno de los lugares de nidificación de la escasa pardela cenicienta
Un jameo en medio del camino
La diferencia de color entre las viejas lavas de El Islote de El Mojón y las más recientes, negras y estériles, de la erupción de Timanfaya
El Islote de los Halcones asoma
Con el término "islote" podemos referirnos a dos realidades geográficas distintas: una, la más conocida, es la de isla pequeña, normalmente deshabitada; la segunda, propia de la toponimia de Lanzarote, es la que hace referencia a un pequeño espacio de tierra más fértil rodeado totalmente de coladas de lavas volcánicas recientes.
En esta zona del litoral del Timanfaya podemos apreciar los dos islotes más extensos, el del Mojón, donde estamos, y el de los Halcones, que se eleva, inaccesible, en medio del negro mar de lavas
Antiguos tubos volcánicos aparecen a lo largo del camino
Tabaiba dulce
En esta zona cercana a la Playa del Paso, dejamos el Islote del Mojón
para adentrarnos en un inmenso campo de lavas
que parece no tener fin
Algunos "pedruscos" en el camino
La acantilada y resquebrajada costa que formaron las lavas al caer al mar
Cerca de Playa Cochinos
el color y las formas de la lava
van cambiando
Un hornito cercano a la Playa Cochinos
Tetraena fontanesii - Uvilla de mar, una planta que crece en las zonas litorales, con una alta tolerancia a la salinidad. Aquí en las arenas negras entre cantos rodados en Playa Cochino
En la Playa Cochinos, donde montamos nuestro restaurante del día.
El nombre de esta playa supongo vendrá de la cantidad de restos (maderas, plásticos, cuerdas...) - "jallos" le llaman la gente local- que el mar arrastra hasta aquí y con los que los pescadores construyen improvisados chozos.
Tras la parada del almuerzo, volvemos a recorrer los cinco kilómetros que nos separan de El Golfo
Nueve
Nueve pueblos quedaron enterrados: Tingafa, Montaña Blanca, Maretas, Santa Catalina, Jaretas, San Juan, Peña de Plomos, Testeina y Rodeos.
Con la vista puesta en el Islote de los Halcones
Panorámica
La erupción de Timanfaya dio lugar a uno de los campos de lava históricos de mayor superficie y continuidad del mundo, cubriendo un área de 176 kilómetros cuadrados. Parte de las coladas se emplazaron hacia el oeste hasta alcanzar el mar, aumentando considerablemente la superficie de la isla. Otras coladas se dirigieron hacia el interior, ocupando valles y vegas y haciendo desaparecer extensas áreas dedicadas al cultivo de cereales.
Lavas almohadilladas
Panorámica hacia el Islote de los Halcones
Montaña Quemada asoma tras las tabaibas
Llegando a El Golfo
El Charco de los Clicos
Tuvo su origen en las erupciones del Timanfaya en el s. XVIII. En aquel momento se formó un cráter junto al mar que después se desplomó y del que solo vemos la mitad. En su fondo se formó esta laguna que debe su color verdoso a un tipo de algas que puebla sus aguas.
Los colores de las paredes atraen más que la propia laguna
Puesta de sol en la playa de El Golfo
2 de enero: Riscos de Famara (17) y Playa de Famara
De camino hacia la Caleta de Famara:
una parada en La Geria
con vistas a la Montaña Negra , Montaña Colorada
y Montaña Blanca ¡todo color!
Después de cruzar El Jable, llegamos a la Caleta de Famara, aparcamos el coche en la Urb. Famara, junto a la playa. Desde ahí, salimos en dirección al Barranco de la Poceta, con intenciones de subir a los Riscos y bajar después por el Bco. La Negra y el Valle de Malpaso hasta Haría. Una ruta de ida y vuelta de unos 16 km y sobre los 900 metros de desnivel. Esto era lo pensado; después el día discurrió algo diferente.
Saliendo hacia el Bco. de la Poceta, con vistas a la Caleta de Famara
Tras El Jable, reconocible por la arena amarillenta, Montaña Tamia con el pueblo de Tao a sus pies
Vista a la montaña y el pueblo de Soo
Los primeros tramos son de carril por una zona bastante seca
Caleta de Famara y Montaña Cavera
Los Riscos por encima de nuestras cabezas
y a nuestras espaldas...
Amplitud de vistas hacia El Jable
Barranco de la Poceta, donde la aridez va dejando paso al verde del matorral de tabaibas, bejeques y verodes
Simmondsia chinensis - Nuez de cabra, jojoba
Planta originaria de los desiertos de Mojave y Sonora (México y EE.UU.) que es ampliamente utilizada en cosmética y para la fabricación de lubricantes, carburantes, plásticos... y de la que, según estudios que se han hecho, los aceites que de ella se extraen tienen propiedades similares a los hidrocarburos obtenidos del petróleo, con la ventaja de ser un recurso renovable. En las Canarias solo la podemos encontrar en algunos barrancos del norte de Lanzarote.
Una extensa mata de tabaiba dulce
Aeonium balsamiferum - Bejeque farrobo, una de las dos especies de bejeque endémico de Lanzarote
Dracaena drago - Drago, en el Barranco de la Poceta. En Lanzarote es una planta rara.
Barranco arriba
Kleinia neeriifolia - Verode en flor
Periploca laevigata - Cornical
Algún tranco
aunque la mayor parte del sendero esté bien marcado y sea fácil de seguir
Algunas revueltas para sortear un espolón rocoso
donde nos sorprende colgando una mata de Kickxia sagittata - Picopajarito costero
El final de la subida se intuye
Abandonamos por un momento la ruta prevista para acercarnos al Rincón del Castillejo
y asomarnos
a un balcón natural sobre la Playa de Famara
Posando en el Rincón de Castillejos, a 625 metros,
con vistas al norte
al oeste
y al este, las Peñas de Chache
Panorámica desde el Rincón de Castillejos
Los acantilados de Famara y el Archipiélago de Chinijo
Volvemos a salirnos de la ruta marcada para recorrer el borde de los acantilados por los numerosos senderos que se acercan a su linde
Acantilados de Famara y La Graciosa, con el otro pequeño núcleo de población de la isla, Pedro Barba
Aparentemente al filo, con el Archipiélago Chinijo de fondo
Chinijo es un niño en el habla local y chinijo son estas islas por su pequeño tamaño. Este archipiélago lo forman el conjunto de islas e islotes que se encuentran al norte de Lanzarote: La Graciosa es la mayor de ellas y la única habitada (unos 660 habitantes); después le siguen Alegranza y Montaña Clara. El Roque del Este y el del Oeste son meros islotes de reducido tamaño. Toda el área es un espacio natural protegido y constituyen la mayor reserva marina de la UE.
Tere seiscientos metros por encima
de la Playa de Famara
La parte alta de estos acantilados es una meseta algo inclinada donde se encuentra el área recreativa del Bosquecillo, con mesas y miradores. A ella se puede acceder en coche a través de la carretera LZ-10, la de las curvas del Malpaso.
Desde aquí, volvemos a retomar la ruta, bajando por el Barranco de La Negra en dirección a Haría. Este barranco es conocido por encontrarse en él una serie de endemismos exclusivos de Lanzarote, y de los Riscos de Famara en concreto, junto a otras especies endémicas de las Islas Canarias o de la Macaronesia en general.
Echium lancerottense - Viborina de Lanzarote
Ferula lancerotensis - Tajasnoyo
Convolvulus lopezsocasi - Corregüelón de Famara
Haría, en el Valle de las Mil Palmeras
No sé si serán tantas, pero sí aparecen por este valle, más fresco y húmedo, por todos lados, siendo uno de los mejores palmerales de la autóctona palmera canaria -Phoenix canariensis- que existe en todo el archipiélago.
En las cercanías de Haría pero sin llegar al pueblo, nos damos la vuelta y volvemos a subir barranco arriba.
Ranunculus cortusifolius - Morgallana, endémica de Canarias y Madeira
Scilla latifolia - Cebolla almorrana mayor, distribuida por toda Canarias, Marruecos y el Sáhara Occidental
Argyranthemum maderense - Margarita de Famara
Lotus lancerottensis - Yerbamúa
Echium famarae - Tajinaste de Famara, endémico de Lanzarote y Fuerteventura, utilizado hoy en día en jardinería
Valle de Malpaso y Barranco de la Negra, con el Volcán Corona al fondo
Sonchus pinnatifidus - Cerrajón de risco, endemismo de Lanzarote, Fuerteventura y de la costa más próxima de África
Panorámica desde el A.R. El Bosquecillo. Hoy el restaurante, aparte de vistas, tiene mesas y bancos. Sobra un poco de viento, pero todo un lujo.
Astericus intermedius - Tojia, otro endemismo de Lanzarote y Fuerteventura
Una última mirada atrás
Frankenia ericifolia - Tomillo marino, propia de Canarias, Cabo Verde y costas de Mauritania
Llegando a las Peñas del Chache, punto más alto de Lanzarote, a 672 metros, volvemos a hacer un cambio de ruta. En vez de bajar por donde habíamos subido, haremos una circular rodeando el Barranco de la Poceta por la izquierda, por la parte superior, y bajaremos por la Ermita de la Virgen de las Nieves.
Las particulares cabras de Lanzarote, asalvajadas, en su refugio en medio del acantilado.
El vértice se encuentra dentro de las instalaciones militares del EVA 22 (Escuadrón de Vigilancia Aérea) y no se puede acceder a él, así que lo dejamos atrás.
El Barranco de la Poceta y el Rincón del Castillejo desde el otro lado.
Por este lado, el viejo basalto se encuentra horadado con decenas de covachas
Panorámica desde el sendero
En una especie de meseta, sobre los Riscos, se alza la Ermita de la Virgen de las Nieves
Kickxia sagittata - Picopajarito costero
Echando de nuevo la vista atrás
Spergularia fimbriata var. interclusa - Romerillo manso, otro endemismo de Lanzarote
Ermita de la Virgen de las Nieves.
¿Nieves en Lanzarote? Parece extraño en un principio dedicar una ermita a esta virgen en esta isla relativamente baja, seca y árida, donde dudo que haya nevado alguna vez, pero si se va a la historia y a la leyenda, encontramos la respuesta a esta aparente incongruencia: la devoción a la Virgen de las Nieves surge en la antigua Roma, en un relato de una nevada en pleno mes de agosto y en la construcción de una ermita por aquellos lugares. Tras la destrucción del templo, restos de esta antigua iglesia fueron a parar al mar y la leyenda cuenta que algún fragmento llegó a Lanzarote, donde le construyeron una ermita en la parte alta de los Riscos de Famara allá por el s. XV. Esta iglesia sufrió muchas vicisitudes: se destruyó, se volvió a construir, se abandonó, terminó en ruina y se reconstruyó de nuevo, allá por los años 60. Como ave fénix nívea, vuelve a lucir blanca hoy en día.
Lo mejor de la ermita, las vistas hacia todos los lados. En este caso, vemos Arrecife al fondo, con la Montaña Tahíche destacando.
Mesembryanthemum crystallinum - Barrilla
La barrilla fue muy utilizada y cultivada en Lanzarote en los siglos XVIII y principios del XIX para la obtención de sosa cáustica, elemento necesario para la fabricación de jabones y del vidrio. Para conseguir la pasta de sosa, se recolectaban las plantas, se secaban y después se quemaban en unos hornos llamados quemeros. Con las cenizas, ricas en sales alcalinas, se formaba una masa compacta llamada piedra de barrilla, que se vendía y exportaba a buen precio.
Con el descubrimiento de procesos artificiales para la obtención de sosa, su uso decayó, desapareciendo a lo largo del s. XIX.
Durante el siglo XX, se volvió a utilizar pero para un uso bien distinto: Durante los períodos de guerra, ante la dificultad de importar cereales y la hambruna consecuente, se utilizó la barrilla para fabricar el llamado "gofio de vidrio". Para ello se llevaban las plantas a los charcos intermareales donde se depositaban. Allí se abrían sus frutos, cayendo las semillas mientras las plantas flotaban. Estas semillas, una vez secas, se molían y se obtenía una harina de gusto salobre que sirvió de alimento a las gentes más pobres.
Bajando por el camino natural de Órzola a Playa Blanca
Al llegar a las cercanías del Pico Maramajo abandonamos el carril y cogemos un sendero que baja por la zona de Las Laderas
Por este orden, Lanzarote, La Graciosa, Montaña Clara y Alegranza
Panorámica de El Jable desde los Riscos de Famara
Nubes negras
Los Riscos y el Archipiélago Chinijo
El Jable en toda su amplitud
El Jable, del francés "sable" -arena-, es el nombre de un extenso arenal de color amarillento que va desde la Caleta de Famara hasta Arrecife cruzando todo el centro de la isla. La arena que compone este extenso territorio tiene la particularidad de que no es de origen mineral sino que proviene de la descomposición de conchas y caparazones de moluscos que, debido a los vientos alisios imperantes en la zona, han sido desplazadas hacia el interior a lo largo de millones de años, dando lugar a un área paisajística muy especial que contrasta grandemente con los conos volcánicos y las lavas de la mayor parte de la isla.
Buena parte del Jable está protegido ya que en él podemos encontrar plantas y animales singulares, especialmente la hubara canaria, una especie de avutarda que se encuentra en peligro de extinción.
Estas llanuras arenosas también han servido y sirven para el cultivo de un producto típicamente lanzaroteño como es la batata, que se protege del viento mediante unas barreras vegetales de trigo o centeno llamadas "bardos".
El sendero recorre una serie de barrancos
que nos van aproximando más a nuestro punto de partida
Kleinia neiriifolia - Verode
Aparentemente quedaba poco, pero el camino no deja de entrar y salir en un sinfín de barranquillos
pero las vistas desde aquí compensan con creces el esfuerzo y los kilómetros de más
El sol de tarde ilumina los Riscos de Famara
Los Riscos de Famara fueron la segunda zona que emergió de la actual isla de Lanzarote, hace aproximadamente unos 11 millones de años. Más tarde, en otra etapa eruptiva, los volcanes de Tías en la zona central de la isla, emergieron y unieron lo que hasta entonces habían sido dos islas separadas: los Riscos de Famara al norte y el Macizo de los Ajaches, en el sur.
Con posterioridad, un megadeslizamiento de los Riscos daría lugar a los acantilados que vemos hoy en día, que tienen una longitud de 25 kilómetros y una altura de unos 600 metros en su punto más alto.
Un paseo por la playa para terminar el día
Último atardecer en Lanzarote
en la Playa de Famara