miércoles, 29 de enero de 2020
lunes, 20 de enero de 2020
Agosto 2019: Montañas Rocosas de Canadá
Toronto entero, lo fue todo y no fue nada.
Fue principio y fue final.
Montañas
Libertad
Silencio
Horizonte
Soledad
Viento
Pensamiento
Origen
Pájaros
Volar
Sinceridad
Resquemor
Añoranza
Dolor
Sacrificio
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Aliento
Lucha
Equilibrio
Regalo
Hogar
Muerte
Morada
Buitres
Lluvia
Verde
Belleza
Aridez
Vida
Cansancio
Castillos
Fuerza
Recuerdos
Sangre
Ánimo
Ruptura
Centrifugadora
Sumidero
Abandono
Paraíso
Duende
Irrealidad
Dulce
Incredulidad
Engaño
Vuelve el dolor
a habitar
paisajes infinitos
Se coló.
Se ha colado
tu sombra en mi balcón.
No se va.
Impasible continúa
viviendo en mi jardín.
Desolación
Desasosiego
Paz
Infinito
Sueño
Olvido
Letargo
Crece la forma del fruto del olvido,
de la impaciencia teñida de amistad,
transformada en cota de malla,
en coraza de celos y mentiras,
en forma de demoníaca suerte a matar
o morir en el intento.
Dije que quedarías
en mi casa o en mi sueño
como pájaro o como árbol
pero no sé si tras la sangrienta espada
encontrarás el árbol talado
y el pájaro sin rama donde posar su vuelo.
Sé que es grave el olvido
como grave el silencio
para el que nada sabe
pero soy así y no puedo traspasar el muro de mi cuerpo para hallar
la forma que no encuentro
o no quiero encontrar.
Por eso, no le pidas al árbol
lo que a Lázaro;
no me pidas más pasos
de los que mis piernas dan.
Se pierde la memoria
y los recuerdos quedan reducidos
al silencio de un momento.
Las horas se acumulan
en relojes cautivos
del tiempo y la espera.
Las imágenes ancladas
a la aguja traicionera
que apunta al corazón
e hiere el llanto de la noche.
El lamento se extiende
a lo largo de versos amargos
en golpes de tinta.
No quise perderos
y lloraba las palabras.
¿Para qué tanta tinta,
tanto espacio lleno de mentiras?
El fin del poema
es el verso blanco,
la ausencia que el adiós anuncia.
¿Qué comprendes tú que yo no entienda?
No puedo comprender por qué tu pelo suave
me recuerda tanto al sabor amargo de la hierba
o al principio sin cauce del viento dulce del canibalismo.
Posiblemente nos veamos envueltos
en alguna lámina de acero que nos devuelva
a la luna creciente de los arrabales.
¡No te preocupes mi gato peludo y feroz!
Crecen los jureles como la lechuga en los polos;
confía en la plata de la sangre
y retornarás a las bocas del río que fluye temeroso del asesinato.
No nos persiguen los campos de trigo verde
y estamos seguros en la cabaña del tiempo,
en la encrucijada de camaleones soberanos
traspasando los límites del agua.
¡Son las tres en la mano sin carne
y comienza en las torres el tormento del aire!
El enchufe ilumina el atardecer violeta de las cruces
donde la batalla se propaga entre los ojos austeros de las piedras
clavando en las partituras de corcho sintético
el simbólico papel de la bandera.
Rocosas
¿Dónde dejé el amor
por el prójimo y el mío mismo?
En la gris arena de la playa
cayó la noche
(eran las seis y media de la tarde).
Silencio por no llorar
la mentira o verdad derramada,
por no caer en el talud
de devolverle la piedra, la honda, la mano, todo,
incluso ese poco de alma que me queda.
Pionero del desorden por querer
ordenar mi mundo,
mi caos de pasiones oscuras
y verbos sin gracia,
mis pasos que son los míos,
sobrio borracho, cautivo
de la libertad.
Pero dime, ¿dónde está el error?
¿En pedir para el no y hacer la herida
o en negar para el sí y causar dolor?
¿Dónde se encuentra el amor:
en regalar lo que uno tiene
o en no pedir lo que desea?
Las formas y los estados del agua:
Algo se mueve:
Entre plantas:
Vayas donde bayas:
En nuestros pies:
Lo que los ojos esconden:
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