Campos que rodean Fuengirola
Esta planta es una de esas viajeras del mundo que vino para quedarse. Llegó de Sudáfrica en el s. XIX y ahora la encontramos extendida por toda la región mediterránea. Se la considera una mala hierba y su capacidad de multiplicación es enorme, gracias a unos bulbillos que se fragmentan y propagan con suma facilidad.
A pesar de ser considerada una planta invasora, su extensión bajo los cultivos de cítricos tiene múltiples beneficios, pues airean la tierra, impiden la invasión de otras malas hierbas, protegen las raíces de los árboles de las heladas y aumentan la capacidad de retención de agua del suelo.
Y alegra con su rabioso amarillo los tristes campos invernales.
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