Esta planta, propia de caminos, cunetas, jardines y patios donde se haya alterado la tierra, la encontramos en flor durante casi todo el año pero difícilmente nos fijamos en ella. Y si alguna vez le prestamos atención es para llamarla "mala hierba" y arrancarla de un tirón.
El senecio común o hierba cana es otra de esas matas olvidadas, de esas que colorean las calles de nuestras ciudades sin pedir nada a cambio: no quiere riegos ni abonos ni jardineros municipales.
Tiene uso como planta emenagoga aunque debe evitarse pues tiene un alto grado de toxicidad ya que puede dañar el hígado y provocar cirrosis.
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