viernes, 30 de julio de 2021

Dipsacus fullonum

                                 Estación de Benaoján

Este cardo que no es cardo es una planta que difícilmente puede pasar desapercibida, no solo por su espectacular floración, sino también por su tamaño: casi dos metros.
Son varios los nombres comunes que la identifican y cada uno tiene su razón de ser, lo mismo que el científico. 
En muchos lugares se la denomina cardencha o cardoncha, ya que sus flores secas se han utilizado para cardar el algodón y la lana, dando mejores resultados que las cardas metálicas. En otros, se la llama agua benditera o baño de Venus, por la capacidad que tiene de acumular agua entre sus grandes hojas y el tallo, al que se unen formando un cuenco. Se piensa que le sirve de protección a la planta para impedir la llegada de insectos perjudiciales que caen y mueren ahogados. Otros botánicos piensan que le pueden aportar un extra de nitrógeno, como ocurre con las plantas carnívoras. Un tercer nombre que tiene es peine de bruja, por la creencia de que su flor seca espantaba a estos seres, por lo que era costumbre colocarlas en las entradas de las casas. 
Con respecto al científico, dipsacus significa sediento, pues esta planta la encontraremos siempre en lugares húmedos, cerca del agua, en caminos próximos a arroyos y riberas y fullonum -batanero- entronca con su uso en la industria textil.
Como curiosidad, decir que el agua acumulada en sus hojas se utilizaba para quitar pecas, curar enfermedades de los ojos y embellecer jóvenes y que unos gusanillos que se crían en los huecos de su escapo floral, masticándolos vivos, decían tener la virtud de calmar el dolor de muelas.
Y si queremos verla en flor, el verano es su época, y como peculiaridad, si nos fijamos, irá floreciendo por franjas, empezando por la del centro. Toda una planta con historia.

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