sábado, 25 de septiembre de 2021

Chamaerops humilis

                                                            Sª Blanca 

Tiempos lejanos aquellos en los que, como niños que éramos, esperábamos impacientemente a que en casa pelaran los palmitos que le habían regalado a mi padre. Era una golosina cuando golosinas no había.
Ahora esta planta, la única palmera autóctona de Europa, está protegida y el kiosco y las tiendas nos hipnotizan con estantes llenos de chucherías de todo color y sabor... artificiales. Otros tiempos.
El palmito, abundante en toda la provincia, tanto en las sierras calizas como en las peridotitas - una de estas sierras recibe el nombre de Palmitera- gusta de situarse en laderas secas y soleadas, sin escalar muy alto, ya que no es amante del frío.
Esta palmera arbustiva, que puede alcanzar varios metros en algunos ejemplares, es dioica, es decir, tiene pies femeninos y pies masculinos separados en plantas distintas. Florece durante la primavera, pero es ahora, a finales del verano o inicios del otoño cuando nos muestra sus dátiles maduros aunque no muy apetecibles pues resultan ásperos al paladar y muy astringentes.

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