viernes, 22 de octubre de 2021

Punica granatum

                                                                Istán

Siempre hemos esperado con ansias la llegada del otoño y no solo por lo que supone ir abandonando los días y, sobre todo, las noches de calor e insomnio, sino también por los frutos que en esta época aparecen en las tiendas y mercados: caquis, mangos, chirimoyas, membrillos, castañas... y granadas.
Este arbolillo, que florece allá por la primavera, verá llenarse sus ramas de esferas que pueden ir del rosa amarillento al rojo y que con el paso de las semanas, si no se recogen, se irán abriendo y mostrando el rojo más o menos intenso de su interior granulado. De propiedades antioxidantes, diuréticas e hipotensoras, las granadas son consumidas en medio mundo desde hace siglos. 
El granado tiene su origen en Irán y la zona central de Asia y se cree fue traído a la Península por los árabes como árbol frutal. Con el paso del tiempo logró escaparse del corsé agrícola y hoy lo podemos encontrar asilvestrado en zonas frescas, bordes de huertas o cerca de ríos, desde donde saludará al cercano invierno con el traje amarillo de sus hojas.


 

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