Maro
Como todas las plantas de este género, la yerba de Lucía no iban a ser una excepción: lo suyo es vivir colgada y allí está, en los paredones verticales de calizas y dolomías, mostrando sus curiosas flores prácticamente el cualquier mes, aunque es durante los primeros compases del año cuando esta es más profusa.
Distribuida por el Mediterráneo Occidental y el norte de África esta pequeña plantita siempre nos asombrará por su capacidad de desarrollarse y florecer donde casi nada puede arraigar, en la pura roca vertical. Y si quieres hallarla algún día en tu caminar, deja de mirar al suelo por un momento y levanta tu vista a la piedra que, altiva, se yergue sobre ti.
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