sábado, 4 de diciembre de 2021

Olea europaea var. sylvestris

                                                         Sª Blanca

Hablar del Mediterráneo es hablar del olivo y, por ende, de su ancestro silvestre, el acebuche, un pequeño árbol muy común en las sierras de nuestra provincia, adaptado a la sequía y a las calurosas temperaturas veraniegas.
Aunque es durante el mes de mayo cuando lo podemos ver cubierto de pequeños racimos de diminutas flores blanquecinas, será a finales del otoño cuando sus frutos negros, las acebuchinas, lo harán si cabe más atractivo, no a la vista, que también, sino sobre todo al paladar de los numerosos animalillos, principalmente pájaros, que encuentran en él la despensa perfecta para afrontar las largas noches de invierno.
Pero también a los humanos, que hemos descubierto en sus hojas un eficaz remedio contra la hipertensión y especialmente, contra los daños que puede ocasionar en la retina, y en su aceite, un producto exquisito para paladares cada vez más refinados y pretenciosos.

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