miércoles, 17 de mayo de 2023

Retama sphaerocarpa

                                                        Sª Prieta - Casarabonela

Al mediar la primavera, semanas antes o después, dependiendo del frío o calor de esos días y de las lluvias que hayan o no caído, lo que era un conjunto de ramas verde-grisáceas ignoradas, inadvertidas, se convertirá en pocos días en un espectáculo de luz de un amarillo intenso que inundará las laderas soleadas de nuestras sierras, los bordes de caminos, aquellos terrenos degradados donde pastan los animales.
Y es que la retama amarilla es uno de esos arbustos inasequibles al desaliento: incluso en los terrenos más áridos y secos, en años como el actual, de una sequía extrema, florecerá de manera espectacular, cubriendo todas sus ramas de multitud de florecillas que mediado el verano se habrán transformado en unos frutillos secos y redondos que reventarán y esparcirán sus semillas con el tórrido calor estival.
Esta planta, un endemismo íbero-magrebí, se extiende por buena parte de la Península Ibérica y el norte de África, siendo más frecuente en el centro, sur y este y escasa en el norte y hacia el oeste. 
Se ha utilizado en algunos casos como planta medicinal, aunque no es muy recomendable por contener alcaloides tóxicos. Lo que es innegable es su capacidad para regenerar terrenos erosionados y deteriorados ya que, como otras leguminosas, tiene la capacidad de aportar nitrógeno al suelo a través de sus raíces.

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