Aún recuerdo la portada de un libro, “Maravillas del mundo”, del Círculo de
Lectores. En ella destacaba el rojo de la lava de un volcán en erupción sobre
fondo negro. En su interior, entre otros lugares, encendió mi imaginación un
nombre mítico, Vatnajökull, y una isla recién nacida del fondo del Atlántico, Surtsey,
allá por 1963.
Eran los
primeros años de la década de los setenta. Tendría por aquel entonces siete u
ocho años.
Al libro,
que durante tantos años viajó con nosotros, le perdí la pista. Circunstancias de
la vida.
Hoy tengo
cincuenta y dos años y he cumplido un sueño.
CASCADAS:
Öxarárfoss
Gullfoss
Háifoss
Seljalandsfoss
Skógafoss
Cascada en el río Skógar
Svartifoss
Hafragilsfoss
Dettifoss
Selfoss
Goðafoss
Kirkjufellsfoss
Hraunfossar
ON THE ROAD:
En los bosques verdes
Quiero esconderme lejos
lejos en los bosques verdes
en los misterios de los árboles
y crecer árbol
olvidarme, sentir
quietud en raíces
profundas y fuerza
en tiernas hojas sedientas de luz
para luego volver
con el saber de los árboles
al encuentro de
los hombres inconstantes.
lejos en los bosques verdes
en los misterios de los árboles
y crecer árbol
olvidarme, sentir
quietud en raíces
profundas y fuerza
en tiernas hojas sedientas de luz
para luego volver
con el saber de los árboles
al encuentro de
los hombres inconstantes.
Snorri Hjartarson
No son árboles los que abundan en
Islandia, pero no por ello el paisaje deja de ser más bello.
No despego mis ojos del camino
que va quedando atrás, del que me sobreviene y del que a lo lejos se intuye.
En cada giro de ruedas deseo
bajarme y hollar con mis pies esta tierra de bella aridez.
Me siento inquieto. Quiero
abarcar con mis ojos lo que a derecha e izquierda pasa: ese rincón por el que
el agua se despeña, la solitaria roca abandonada en un campo de lava, los
gansos que desprecian nuestro paso, la cresta altiva y el profundo acantilado.
Todo queda atrás.
Con mi cámara recojo las migajas
que el camino deja.
Bubbi Morthens nos acompaña:
Cruzando el río Markarfljót, cerca de Þórsmörk
Montañas verdes en el Sur, cerca de Vík
De los verdes a los grises en un continuo festival de colores
Montañas aterrazadas de forma natural
Granja al pie de las montañas
Valle glaciar en el norte, cerca de Akureyri
Reflejo de la montaña en Kolgrafarfjördur
Vistas hacia Staðarsveit y Buðavík
El cráter de un volcán
Montañas de riolita en la Peninsula de Snæfellsnes
Granja bajo montañas de colores
Una cascada al fondo
Granjas camino de Borgarnes por la R1
Una sucesión de pequeñas grandes montañas
y lagunas junto al mar
Cerca de Borgarnes...
... junto a la R1
Es el tiempo de recoger la hierba para el duro y largo invierno
Camino de Deilðartunguhver
de vuelta hacia Rejkiavík
LA CIUDAD:
Las únicas auroras que pudimos ver: Guesthouse "Aurora", nuestro alojamiento en Reikjavík
Reflejo en el lago Tjörn
Hallgrímskirkja y estatua de Leif Eriksson al atardecer
Escultura Solfar (viajero del sol).
Edificio "Harpa"
PANORÁMICAS:
Þingvellir
Þingvellir, con el lago Þingvallavatn
Frostastaðavatn
Laugahraun
Landmannalaugar desde el campo de lava
Landmannalaugar
Landmannalaugar: montañas de riolita y Bláhnúkur
Campo de lava desde la ladera del Bláhnúkur
Cráter de Ljotipolur
Þórsmörk
Paisaje del Sur desde el autobús
Parque Nacional de Vatnajökull: lenguas glaciares
Parque Nacional de Vatnajökull: las montañas más altas
Mirador de Sjónarnípa - Parque Nacional de Vatnajökull - Glaciar Skaftafellsjökull
El "Desierto de los Desterrados"
Pseudocráteres en Skútustaðir junto al lago Myvatn
Hverfjall "la montaña cráter"
Jardboðin vid Myvatn, baños termales sulfurosos cercanos al lago Myvatn
Husavík
Breiðasund, en Hvammsfjörður
Kirkjufell
Kirkjufell: la montaña-iglesia
Acantilados en la Península de Snæfellsnes
Hraunfossar
COMPAÑEROS DE VIAJE:
“Cuando vas
a empezar un viaje siempre tienes dudas sobre los compañeros con los que vas a
compartir tantos días”.
Con estas
palabras comenzaba Tere un whatsaapp que envió a los miembros del grupo con los
que tuvimos la suerte de coincidir este viaje.
Muchos y
buenos fueron los momentos vividos: en la charla y en el silencio, en la
carretera y en el camino, bajo el sol, la lluvia, el viento, un techo o en el
agua:
El adiós sentido
en el aeropuerto de Alicante.
El miedo y la incertidumbre del avión averiado.
La cena compartida y la búsqueda del super abierto 24 horas.
Esas auroras que no vimos.
El baño en el Ártico a 9º. Es que somos como niños… ¿a qué no eres capaz?
Los caballos que vinieron a dejarse acariciar juntando emoción y temor en una primera vez.
Las fotos de grupo y las fotos a solas.
El paso de la desilusión a la ilusión en Husavík, de la cola al salto ininterrumpido de una ballena danzarina.
¿Te cupo la ropa en la maleta? ¿Aún te queda jamón?
Los dedos como pasas en los baños termales de Mitvan.
La alegría de saludar a Ilmar al subir al autobús cada día.
La sopa compartida en Seydisfjördur.
Höfn y la familia japonesa delante de un pantagruélico plato de cigalas.
La inmensidad de las lenguas glaciares que como dedos salen de la palma del Vatnajökull.
La tristeza en la mirada del frailecillo.
Las maletas en medio de la nada, junto a un río. Tocaba cambiar de autobús para llegar a Pórsmörk.
El reconfortante baño en el río ardiente de Landmannalaugar cuando moríamos de frío y humedad.
El café de la mañana y el de la media mañana cuando se podía.
El plan del día siguiente en la noche anterior: dos desayunos, un picnic ¿y cuántas cenas has dicho?
Los camarotes en tierra con tendedero de lado a lado.
Nuestras bocas y nuestros ojos delante de cada cascada.
La expectación de ver el agua alcanzar el cielo en Geysir.
El miedo y la incertidumbre del avión averiado.
La cena compartida y la búsqueda del super abierto 24 horas.
Esas auroras que no vimos.
El baño en el Ártico a 9º. Es que somos como niños… ¿a qué no eres capaz?
Los caballos que vinieron a dejarse acariciar juntando emoción y temor en una primera vez.
Las fotos de grupo y las fotos a solas.
El paso de la desilusión a la ilusión en Husavík, de la cola al salto ininterrumpido de una ballena danzarina.
¿Te cupo la ropa en la maleta? ¿Aún te queda jamón?
Los dedos como pasas en los baños termales de Mitvan.
La alegría de saludar a Ilmar al subir al autobús cada día.
La sopa compartida en Seydisfjördur.
Höfn y la familia japonesa delante de un pantagruélico plato de cigalas.
La inmensidad de las lenguas glaciares que como dedos salen de la palma del Vatnajökull.
La tristeza en la mirada del frailecillo.
Las maletas en medio de la nada, junto a un río. Tocaba cambiar de autobús para llegar a Pórsmörk.
El reconfortante baño en el río ardiente de Landmannalaugar cuando moríamos de frío y humedad.
El café de la mañana y el de la media mañana cuando se podía.
El plan del día siguiente en la noche anterior: dos desayunos, un picnic ¿y cuántas cenas has dicho?
Los camarotes en tierra con tendedero de lado a lado.
Nuestras bocas y nuestros ojos delante de cada cascada.
La expectación de ver el agua alcanzar el cielo en Geysir.