Esta planta, que surge de un tubérculo o rizoma, pasa completamente desapercibida si no está en flor.
Incluso cuando florece no es fácil distinguir sus flores entre la hojarasca.
Pero si logramos verla, nos sorprenderá su extraña forma y sus colores pardo-negruzcos.
Son los meses fríos los que ven florecer a esta curiosa planta, desapareciendo durante la canícula, quedando dormida, y protegida, bajo la tierra reseca del verano.
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