Conocida desde la Antigua Grecia por sus propiedades medicinales, la hierba de San Juan es una de esas plantas que está en boca de muchas personas, al menos en su versión de herboristería. Planta mágica, en la Edad Media se la conocía como Corona Regia y se creía que tenía poderes para expulsar a los demonios. Hoy en día los demonios son otros.
Se utiliza principalmente para tratar la depresión leve o moderada, aunque también puede aplicarse externamente para acelerar la cicatrización, para tratar el acné, llagas, eccemas o picaduras de insectos. Pero ¡cuidado! Todo tratamiento con preparados que contengan hipérico debe hacerse bajo control médico ya que sus principios activos interactúan con muchos medicamentos habituales pudiendo anular sus efectos o acrecentarlos; además, en personas sensibles, puede producir reacciones alérgicas al contacto con la luz solar, como les ocurre a las ovejas que pastan donde esta planta abunda.
Originaria de Europa, el oeste de Asia y el norte de África, la
podemos encontrar desde en nivel del mar hasta los 2.000 metros, con
preferencia en terrenos calizos, entre el matorral, en praderas o junto a los
caminos.
Por último, para distinguir este hipérico de otros similares, debemos fijarnos en sus hojas, que presentan pequeños puntos casi transparentes -bolsitas llenas de aceites esenciales- lo que le ha dado el calificativo perforatum, pues da la sensación de estar llenas de pequeños agujeros.
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