¿Quién de pequeño no ha probado las murtas, ese fruto negro
y sabroso, y expulsado después con fuerza sus huesecillos con intención de
acertar en alguien?
En estos tiempos que corren, ya nadie se detiene a probarlas
y quedan para pajarillos, o secas en las ramas verdes del arrayán.
El mirto, como también se le llama, es un arbusto perenne
pariente del eucalipto, de hojas y flores muy aromáticas gracias a la presencia
de aceites que hacen de esta planta un dechado de virtudes conocidas desde la
Antigüedad: se ha utilizado en perfumería, como infusión en sustitución del té,
para la fabricación de objetos con su madera, en la elaboración de bebidas
destiladas, como tónico capilar, en la fabricación de panes y dulces, para
curtir pieles… y en jardinería, hoy y desde hace siglos, como en el conocido
Patio de los Arrayanes de la Alhambra.
Esta planta la podemos encontrar en nuestra provincia en
diferentes lugares, con preferencia frescos y no excesivamente soleados, en
barrancos, cerca de ríos, bajo la cobertura de frondosas o pinos, pero también
en la playa, como en las Dunas de Artola, donde vive a la sombra de enormes
pinos piñoneros.
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