lunes, 19 de julio de 2021

Myrtus communis

                                              Benahavís

¿Quién de pequeño no ha probado las murtas, ese fruto negro y sabroso, y expulsado después con fuerza sus huesecillos con intención de acertar en alguien?

En estos tiempos que corren, ya nadie se detiene a probarlas y quedan para pajarillos, o secas en las ramas verdes del arrayán.

El mirto, como también se le llama, es un arbusto perenne pariente del eucalipto, de hojas y flores muy aromáticas gracias a la presencia de aceites que hacen de esta planta un dechado de virtudes conocidas desde la Antigüedad: se ha utilizado en perfumería, como infusión en sustitución del té, para la fabricación de objetos con su madera, en la elaboración de bebidas destiladas, como tónico capilar, en la fabricación de panes y dulces, para curtir pieles… y en jardinería, hoy y desde hace siglos, como en el conocido Patio de los Arrayanes de la Alhambra.

Esta planta la podemos encontrar en nuestra provincia en diferentes lugares, con preferencia frescos y no excesivamente soleados, en barrancos, cerca de ríos, bajo la cobertura de frondosas o pinos, pero también en la playa, como en las Dunas de Artola, donde vive a la sombra de enormes pinos piñoneros.

Es originaria del sudoeste de Europa y el norte de África y podemos encontrarla en flor en dos períodos distintos: en invierno y desde mediados de primavera hasta bien entrado el verano.

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