miércoles, 7 de julio de 2021

Scolymus hispanicus

                                           Dehesa del Hondonero

Vista en flor no reconoceríamos a la modesta tagarnina, alimento popular en muchas zonas del sur. En invierno, cuando este cardo aún es un puñado de hojas que han brotado de la raíz de años anteriores, es el momento de cortar y pelar con dificultad y pinchazos los tiernos tallos rojizos cubiertos de espinas. Ya cocidos forman parte de la cocina popular: puchero con tagarninas, revueltos, en tortilla o en frío con aceite y huevo cocido. Muchas formas y algunas más que seguro me dejo para aprovechar esta humilde verdura que nos acerca a los sabores de antaño. 

Al llegar la primavera a su fin, del centro surgirá un tallo espinoso con pequeñas hojas. En sus axilas irán abriendo sucesivamente sus capítulos de un vivo amarillo.

Esta planta, extendida por la Europa Mediterránea y Central, cuyo nombre deriva del griego skolos –espina-, ocupa praderas y pastizales en terrenos incultos de naturaleza arcillosa.

Aparte del uso culinario que hemos comentado antes, también se ha utilizado para cuajar la leche y hacer queso y sus flores secas y molidas como falso azafrán.

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