sábado, 2 de octubre de 2021

Ecballium elaterium

                                                                  Cártama

Sorprende que en los secarrales de las medianas de las autovías o en el borde de arcenes o cunetas pueda florecer algo en esta época en la que aún las lluvias, como en el cuento, solo han asomado la patita.
Pero allí, extendiéndose pegada al suelo, casi reptando, se encuentra esta planta, la única de las cucurbitáceas que no tiene zarcillos: el pepinillo del diablo.
Sus flores amarillas rápidamente se transforman  en unos frutos semejantes a pequeños kiwis verdes que al madurar expulsarán al menor roce, en un ejercicio casi de pirotecnia, decenas de semillas, gérmenes de futuras generaciones.
Esta planta que se extiende por el Mediterráneo y parte de Asia Menor, como podemos suponer por su nombre común, es tóxica, y su ingestión puede provocar graves hemorragias intestinales e incluso la muerte.


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