Sª de Alcaparaín
Las primeras lluvias tras el largo verano son como agua de mayo en septiembre. El matorral agostado, reseco, en pocos días, recupera el color y la turgencia, los árboles se limpian del polvo acumulado y algunos bulbos aprovechan para florecer antes de que las hojas de la nueva temporada vean la luz.
Y esto es lo que ocurre alrededor del Mediterráneo con los bulbillos del jacinto o escila de otoño. Sus pequeñas flores lilas abrirán junto a los caminos y veredas de la sierra en estos primeros días de otoño, discretamente, abundante en algunas zonas, escaso en otras.
Pero igual que vino, se irá. Y allí quedarán sus semillas negras... y brotarán sus hojas, hilos verdes que difícilmente verán nuestros ojos.
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