miércoles, 3 de noviembre de 2021

Acer monspessulanum subsp. monspessulanum

                                                                         Sª de Camarolos

En las medianías del otoño muchos de los árboles caducifolios de nuestras sierras y bosques empiezan a cambiar el color de sus hojas antes que los fríos, el viento o la lluvia -o los tres meteoros conjuntamente- terminen por desnudarlos alfombrando de colores el suelo.
Y entre estos árboles si hay uno que destaca por su espectacular colorido ese es el arce, un pequeño arbolillo de no más de diez metros que crece disperso por nuestras sierras calizas y que en esta época muestra colores que van del rojo al amarillo, pasando por toda una gama de naranjas.
En Málaga son dos las especies que podemos encontrar, fácilmente diferenciables si nos fijamos en sus hojas. Esta de hoy, el arce de Montpellier, tiene hojas de tres lóbulos, pequeñitas pero con un peciolo largo, mientras que en el Acer granatense sus hojas son un poco más grandes y poseen cinco lóbulos, aunque a veces podemos encontrar ejemplares hibridados de ambas especies, con características no tan definidas.
Su área de distribución se extiende por toda la cuenca mediterránea, llegando hasta Oriente próximo. Su madera, dura y de buena calidad, ha sido utilizada para algunos trabajos de carpintería, y es uno de los árboles con los que se elaboran los palos de los bolillos.

                                                                          Tajos del Gómer

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