domingo, 28 de noviembre de 2021

Pistacia terebinthus

                                                   Valle de Lifa - Ronda

Pariente del árbol del pistacho, la cornicabra, ese arbusto que iba para árbol y quedó ahí, en ese lugar intermedio que no es ni uno ni otro pero ambos a la vez. Pero no es su tamaño ni su forma lo que lo hace tan especial sino esas agallas con forma de cuerno que le dan el nombre, y el color de sus hojas, las rojas primerizas de la primavera y, sobre todo, las del otoño, las que lo visten de amarillos, naranjas, rojos, granates... una variedad cromática sin parangón en las especies que pueblan nuestros montes.
Y allí lo veremos, en casi todas nuestras sierras, de manera aislada la mayor parte de las veces, pero formando bosquecillos en algunas otras, especialmente en el Valle de Lifa, donde los numerosos ejemplares y su notable tamaño hacen de este rincón un espectáculo de color a finales de noviembre siempre que el viento no haga de las suyas y termine con las hojas en el suelo antes de tiempo.
Este arbolillo dioico (con flores masculinas y femeninas en pies distintos) se ha utilizado para obtener de él resinas aromáticas que han tenido diversas aplicaciones a lo largo de la historia, sus hojas y corteza para el curtido del cuero en Marruecos, de donde toma ese olor característico e inconfundible, y su madera, de una calidad excelente, para la elaboración de objetos pequeños como cajas de tabaco. Además, hoy en día, se emplea como patrón de injerto para el pistachero, Pistacia vera.

                                                          Riscos del Lirio - Ronda

                                      Flores en primavera

                                                                                      Frutos

                      Las agallas que le dan el nombre

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