Traída desde el nordeste de África como planta ornamental, su increíble capacidad de propagación y supervivencia y su resistencia a la sequía han hecho que esta hierba haya saltado los límites de los jardines y se haya extendido por buena parte de nuestras costas, expulsando a otras especies y convirtiéndose en una invasora peligrosa y difícil de eliminar.
El rabo de gato florece prácticamente durante todo el año, produce una cantidad ingente de semillas, estas pueden estar activas durante seis años y la planta es capaz de vivir hasta veinte años. Solo necesitamos multiplicar para encontrarnos con una de las plantas más prolíficas y capaces de crear una ingente cantidad de biomasa en poco tiempo.
Y para colmo, si se quema, brota de sus raíces cual ave fénix, con más fuerza aún.
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