Est. de Gaucín - El Colmenar
Siempre alegra encontrar un madroño cargado de frutos, esas bayas entre anaranjadas y rojas, o incluso amarillo verdosas, según la fase de madurez en la que se encuentren. Y siempre -o casi- caemos en la tentación de comer uno, dos, quizás algunos más, temiendo emborracharnos sin haber conocido nunca a nadie borracho de madroños. Tal vez la prudencia o el miedo nos haya librado de caer en sus garras.
Y cosa extraña en el mundo vegetal, al mismo tiempo que los frutos maduros podremos ver los ramilletes de flores blancas colgar como pequeños farolillos.
Este arbusto o pequeño arbolillo ocupa principalmente el sotobosque de los alcornocales, en suelos ácidos, aunque también puede vivir en suelos calizos si estos están muy lavados. Su madera, de muy buena calidad, se ha utilizado para producir carbón vegetal y para tallar con ellas pequeños objetos y utensilios de cocina.
En el mundo lo podemos encontrar en la región mediterránea, algunas islas atlánticas, el norte de África y en algunos puntos de Oriente Próximo.
Montes de Málaga
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