viernes, 31 de diciembre de 2021

Ilex aquifolium

                                                        La Sauceda

Uno de enero de 2021, una idea que surge de un frase hecha "ser flor de un día", y la intención de jugar con su significado literal del éxito efímero, de algo momentáneo, poco duradero, veinticuatro horas, y con la paradoja que supone el permanecer en los mares de la red durante años ¿hasta cuándo?
Dar a conocer la rica variedad floral de Málaga y conjugarlo con mi pasión por la fotografía, unido a la situación  de pandemia que aún seguimos capeando como podemos me llevó, en un totum revolutum, a dar el salto y lanzarme al vacío de una empresa que se me antojaba complicada pero apasionante, que ha tenido sus momentos fáciles - el estallido floral de la primavera-, sus complicaciones -el final del otoño y la escasez de plantas en flor-, que me ha permitido conocer rincones que no conocía, que ha contado con sus dosis de aventura y exploración, con sus éxitos -encontrar algunas especies digamos particulares- y sus fracasos -aquellas que se mostraron esquivas-.
Todo se acaba y con el fin de año también se cierra este proyecto, aunque dejaré la puerta entornada para que puedan colarse, de vez en cuando, aquellas plantas que quedaron en un quiero pero no puedo cuando había más flores que días, alguna de esas que aparece sin llamar o quién sabe, cualquiera de las que busqué sin dar con ellas.

Y para este día tan especial, una planta igualmente especial, por lo escasa aquí en el sur y por su asociación a estas fechas navideñas, el acebo.
Este arbusto que puede adquirir el tamaño y la forma de un pequeño árbol lo encontramos en contados puntos de la parte más occidental de la provincia, en bosques húmedos mediterráneos, en las zonas más umbrías y frescas. Sus hojas, de un verde intenso, suelen tener espinas en los bordes, aunque aquí algunos ejemplares prescinden completamente de ellas.
Su época de floración es la primavera. Sus flores -masculinas y femeninas en pies distintos- no son especialmente atractivas. Son sus frutos otoñales, unas drupas de un rojo intenso, las que llamarán nuestra atención, pero no cometamos el error de arrancarlas: además de estar completamente prohibido, son el alimento de muchos pajarillos, que ayudarán de esa manera a dispersar sus semillas.
Su madera, de excelente calidad, es tan densa que no flota en el agua y debido a su facilidad para teñirse de negro, se ha utilizado en sustitución de la de ébano.
El nombre del género proviene del parecido de sus hojas a las de la encina -Quercus ilex-. El de la especie -aquifolium-  significa literalmente con espinas en las hojas.

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