Faro de Torrox
Al borde de acantilados marinos, en terrenos rocosos o arenosos, soportando los vientos salinos que el mar trae y los largos y secos veranos del Mediterráneo, allí es donde encontraremos a este arbusto espinoso y rastrero que de lejos no resulta especialmente atractivo.
La cambronera, que pierde sus pequeñas y carnosas hojillas para resistir la larga sequía estival, con las primeras lluvias volverá a vestirse de un verde delicado, disimulado, y entre sus ramas brotarán unas florecillas lilas, solitarias campanillas alargadas, que podemos ver desde el otoño hasta acabar la primavera.
El nombre del género proviene de Licia, antiguo territorio de Asia Menor, hoy en Turquía, y el de la especie del latín, por la disposición de sus ramas espinosas formando una maraña impenetrable que le permite a la planta defenderse del viento pero sobre todo del diente de las cabras.
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