La sabina es un arbusto apreciado por tener una madera de tonos rojizos de excelente calidad, con un olor muy agradable y que no se pudre, por lo que ha sido utilizada para la elaboración de múltiples objetos y utensilios.
Esta de hoy, la sabina marítima, la podemos encontrar en los arenales costeros del Mediterráneo Occidental, aunque también se puede dar en zonas algo más al interior. Es una planta que se encuentra protegida y que sirve como estabilizador de las dunas, fijando el suelo y evitando la pérdida y dispersión de la arena.
Sus hojas están imbricadas –superpuestas unas a otras, como si fueran escamas- formando ramitas y no pinchan, quizá la característica más clara que nos permite diferenciar esta planta de su pariente el enebro. Sus flores, unas femeninas y otras masculinas, con la llegada de los fríos, despuntan en los extremos de las ramillas, y estando maduras estas últimas, con el viento o el solo roce, lanzarán al aire millones de partículas de amarillento polen, germen de futuro.
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