viernes, 24 de diciembre de 2021

Mandragora autumnalis

                               Laguna de Fuente de Piedra

Planta mágica donde las haya, hierba plena de mitos y leyendas: el ejército romano la llevaba para anestesiar a sus soldados antes de someterlos a cualquier "operación quirúrgica" fruto de los lances de guerra; las brujas de la Edad Media la utilizaban para untarse con ella los genitales y provocar así alucinaciones que las hacían creer que volaban, y es que los componentes de esta planta pueden absorberse por contacto, traspasar nuestra piel simplemente con tocarlas y manipularlas, de ahí su extremo peligro. Y dicen que al arrancarla, su raíz semejante a un hombrecillo, grita y grita y provoca la muerte de aquel que lo escucha, por lo que para poder obtenerla y protegerse de una muerte segura, se ataba un perro a la planta, se alejaba uno y con carne o un hueso se atraía al can, que moría a raíz de la raíz gritona, pero salvaba al humano, como recoge en un tratado el médico y botánico andalusí de origen malagueño Ibn al-Baytar, señalando este que llevado a cabo el experimento, a él el perro no se le murió.
La mandrágora, una solanácea como el tomate, la patata o la berenjena, que comparte con la mayoría de los componentes de la familia la posesión de alcaloides potentes, tóxicos, que pueden provocar graves efectos en el ser humano.
Esta hierba, con hojas grandes semejantes a las de una acelga, la podemos encontrar por el sur de la Península y en Baleares. Durante el otoño o principios del invierno, de su centro brotarán unos ramilletes de flores de color lila manchadas de blanco. Posteriormente dará lugar a unos frutillos como tomates anaranjados y en la madurez, negros. Otra, la M. officinarum, de floración primaveral, es más norteña, pero sus características y propiedades son similares.
Todo en la planta es tremendamente tóxico, y la ingestión de cualquiera de sus partes, puede provocar sopor, somnolencia, delirios y la muerte en muchos casos.
Así que si en nuestro paseos por márgenes de ríos o por caminos que atraviesen zonas de cultivos encontramos esta planta, disfrutemos de su llamativa floración, traigámonos su alma en una foto, pero dejemos en paz al ser que en su raíz se esconde.

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