lunes, 21 de febrero de 2022

Asparagus horridus

                                                      Sª de Mijas

Somos muchos los que disfrutamos con un revuelto o una tortilla de espárragos silvestres. Otros incluso disfrutamos más cogiéndolos que comiéndonoslos, pero así son estos tallos tiernos que tras las lluvias, en otoño, invierno y primavera, surgen de la tierra y que, como otras tantas cosas, tienen sus partidarios y sus detractores.
Esta esparraguera, de fuertes hojas transformadas en agudas espinas, puede florecer en distintas épocas del año, aunque es esta de finales del invierno una de las más propicias para ello.
Sus flores, de un amarillo claro, irán abriendo y cubriendo todas las ramillas. Posteriormente se transformarán en unos frutos que irán cambiando de color, del verde al negro intenso, frutos que son tóxicos y que pueden provocar problemas graves si se ingieren.
Esta planta, propia de zonas secas, con suelos calizos y no muy alejados del litoral, puebla diversas regiones del Mediterráneo, llegando incluso a las Islas Canarias.
En nuestra provincia es bastante abundante. El consumo de sus espárragos tiene efectos depurativos, diuréticos e hipotensores, debiendo evitarse si se padecen problemas de vesícula o riñón.
Por cierto, existen zonas en nuestro país en los que esta planta está estrictamente protegida, por lo que no está permitida la recolección de sus brotes nuevos, como es el caso de Cataluña o Canarias.

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