Comienzo: Puerto de Mazarrón. Día nublado. Algunas gotas caen. Nada importante.
Launaea lanifera - Rascamoños
Las olas lamen la arena dorada del puerto
y un rayo de sol se abre paso entre las nubes
Una entrada de agua de mar para la antigua salinera
Sierra de Espuña
La Sierra de Espuña cuenta con una de las mayores concentraciones de pozos de nieve de todo el Mediterráneo. Y son pozos distintos a los que podemos ver por nuestras sierras malagueñas. Estos son enormes, con más de 8 metros de profundidad y hasta 20 metros de diámetro, cubiertos por una enorme cúpula que servía de cámara de aire y permitía mantener las temperaturas muy frías dentro de la construcción.
Los oficios relacionados con los pozos tenían a lo largo del año varias épocas de intenso trabajo intercaladas con períodos donde poco o nada se hacía. Las tareas comenzaban en otoño, con la limpieza y acondicionamientos de los pozos. Seguían en invierno, época de almacenamiento y apelmazado de la nieve en estas estructuras para producir el hielo... hasta que el pozo se llenaba. Entonces la sierra descansaba por un tiempo; los pájaros y otros animales sustituían al trasiego humano, que volvía con las primeras calores. En ese momento comenzaba el trabajo de cortadores y arrieros, que cargaban sus mulas al atardecer para recorrer los caminos de la sierra durante la noche y llegar con las primeras luces a los pueblos y ciudades del llano: Alhama, Mula, Murcia, Cartagena... y con la mitad del hielo que cargaron en las cumbres.
Con el inicio del s. XX y la construcción de las primeras fábricas de hielo, estos oficios fueron desapareciendo, derritiéndose, evaporándose con el devenir de los años y el progreso
Por la parte alta de la sierra
En el Morrón de Pedro López (1.568 m)
Por el Camino del Pinillo
Viendo el Morrón de Totana que queda cada vez más alto
Casa de la Carrasca
con su antigua y colorida puerta azul
Roquedo vertical en las paredes del Morrón
Aunque la creencia general es que encima del Morrón de Totana lo que hay es una base americana, en realidad se trata de una instalación del ejército del aire español, concretamente del escuadrón EVA 13, que en el año 2019 celebró un cuarto de siglo de presencia en estas cumbres.
Al bajar de la sierra, pasamos por Aledo, un pueblo en el que destaca la Torre del Homenaje del castillo, edificio que data de época musulmana y que estuvo en disputa entre unos y otros desde el año 1086, cuando las tropas cristianas lo conquistan por primera vez, hasta 1243, cuando el rey castellano lo toma definitivamente.
Erosiones de Bolnuevo
Quizás lo que más sorprenda de estas espectaculares rocas modeladas por el viento y el agua no sea su color o sus caprichosas formas, sino donde se encuentran situadas: junto a la playa de Bolnuevo, justo al lado de un enorme aparcamiento y muy cerca de las casas y las calles, carreteras y caminos de la localidad. Es un lugar que merece una visita, pero para disfrutarlas hay que abstraerse un poco de lo que nos rodea.
Parque Regional Calblanque, Monte de las Cenizas y Peña del Águila
Si algo caracteriza a esta zona natural de Murcia son sus acantilados y playas totalmente vírgenes, veintiséis kilómetros de costa donde podemos disfrutar de su flora singular, adaptada a la aridez y a la sal que aporta este Mediterráneo de horizontes limpios donde ningún edificio recorta la línea del litoral.
Es en esta zona donde encontraremos los únicos bosquecillos naturales de araar, ciprés de Cartagena o, en su denominación científica, Tetraclinis articulata, de la Península. También es el último refugio de la muy amenazada Jara de Cartagena.
Playa de Calblanque
Salinas de Rasall
Ejemplar majestuoso de palmito
Dunas fósiles y dunas móviles características de este espacio natural
Playa Larga
continúa
Playa Negrete
Calas de Parreño
Panorámica con las Calas de Parreño y el Cabezo de la Fuente
Calas del Reventón y del Muerto
Cala del Muerto
Dejando las calas atrás y el Monte de las Cenizas al fondo
Tetraclinis articulata - Araar o ciprés de Cartagena
Bosquecillo de araar a los pies del Cabezo de la Fuente
Más parece paisaje norteafricano
Cala Dentoles
Minas junto al mar. Al fondo, el Cabo de Palos
Punta Negra
Faro de Palos
Era pequeño, nueve o diez años, cuando casi todos los días, al salir de la escuela, me acercaba con mi salabre y mi caña a la orilla del mar, en Porto-Colom, Mallorca. Allí, pelo rubio y rizado, quemado por el sol y la sal, pasaba horas sin que el tiempo pareciese contar. Y siempre un mismo camino, del 28 de la calle Aduana, hasta la Ronda Crucero Baleares, la calle que separaba las casas del mar, mi mar.
Hoy, cuarenta y tantos años más tarde, la calle ya no existe como tal, ha cambiado de nombre, pero el Crucero Baleares ha vuelto a cruzarse en mi camino en forma de barco guerrero, portador de muerte.
En estas aguas mediterráneas, frente al Cabo de Palos, un 6 de marzo de 1938, el Crucero Baleares, navío del bando nacional, fue torpedeado y hundido por disparos del destructor republicano Lepanto. Fallecieron 788 tripulantes y en esta guerra fratricida, como en todas las guerras, unos lo celebraron y otros lamieron con lágrimas y rabia las heridas.
Y como puzle, una pieza te lleva a otra, un eslabón a otro. Fue este mismo barco, junto a otros, el que con su bombardeo indiscriminado contra los miles de civiles que huían de Málaga en febrero del 37 por la carretera de Almería, la conocida como "Desbandá", cometería unos de los actos más crueles y sangrientos de la ya de por sí sangrienta y cruel Guerra Civil Española.
No merece el olvido. No merecía una calle.
Cartagena
El edificio sede del Ayuntamiento de la ciudad
"Pero no estaba toda Cartagena en el cuarto de Mister Witt ni en la
taberna de la Turquesa. El azul que se entraba a torrentes por el balcón
del inglés, la sombra fresca de aljibe de la noche en El Molinete no eran
los colores de Cartagena. Cartagena tenía color de hierro viejo, de quilla
blindada, que un día encalló y abandonada en el roquedo fue cubriéndose
de moho y de liquen. Cartagena era una plaza fuerte, con sus murallas
por Quitapellejos hasta la estación del ferrocarril, cerrando por San José y
Monte Sacro sobre el puerto. Por los flancos, montañas peladas se erguían
y entraban en el mar, formando el puerto natural mejor del mundo, según
los cartageneros más entusiastas."
De la novela "Mister Witt en el Cantón" de Ramón J. Sender
Teatro Romano y Castillo de la Concepción
Edificio modernista, uno de los muchos que existen en la zona céntrica
Tras la renuncia de Amadeo de Saboya, el rey traído
de Italia tras el exilio forzado de la borbónica Isabel II, se proclama en
España la I República, pero su primer presidente, Estanislao Figueras, al poco de tomar el poder,
decide un día dar un paseo por Madrid y termina cogiendo un tren que lo deja el
París. Otro que las vio venir y se quitó de en medio.
Se elige nuevo Presidente en la persona de Pi y
Margall. La idea de una España federal corre como la pólvora por el país. No hay
paciencia para esperar una aprobación de una nueva Constitución que recoja
estos anhelos. Los movimientos cantonales se suceden por todo el país, pero es
en Cartagena donde van a tener su máximo desarrollo, apoyo y duración de la
mano, entre otros, de Antonio Gálvez Arce, “Antonete”, diputado a Cortes por
Murcia.
Con la flota de la Armada de Cartagena en su poder y
el apoyo de la guarnición militar, el Cantón de Cartagena se mantuvo en pie
hasta enero de 1874, cuando las tropas centralistas, tras semanas de
bombardeos, consiguieron hacerse con el control de la ciudad.
Desde julio de 1873, hasta su desaparición, el Cantón
de Cartagena intentó extender la llama de cantonalismo por todo el Mediterráneo
peninsular, con mayor o menor éxito; incluso llegó a acuñar moneda con la plata
de las minas de Mazarrón.
Antonete fue condenado a muerte, pero logró huir a
Orán. Volvería un año después a su tierra, asolada entonces por una epidemia de
cólera. Se le intentó detener varias veces, pero no se logró. Finalmente la
justicia falló a su favor y terminó sus días como concejal del ayuntamiento de
Murcia, en 1898. El obispo le negó su entierro en suelo consagrado y no sería
hasta cincuenta años más tarde cuando sus restos serían enterrados junto a sus
familiares en el cementerio de Torreagüera, su localidad natal.
Melocotoneros en flor en Cieza
La Atalaya y huerta de melocotoneros
Vistas de Cieza en la subida hacia la Ermita del Buen Suceso
Castillo de Cieza, castillo árabe encaramado en un espolón rocoso. A sus pies se encuentra las ruinas de una antiguo asentamiento islámico medieval, la Medina Siyasa.
La subida al castillo, la ermita abajo y el Cerro Atalaya al fondo
Del castillo apenas quedan un par de lienzos de muralla
pero las vistas desde aquí son inmejorables
Cieza y su vega
Si la subida era mala, la bajada peor
El pueblo entre una grieta
Centro de Cieza
Durante dos meses, febrero y marzo, Cieza se viste de rosa, se engalana para recibir a la flor del melocotonero y a los muchos visitantes diarios que la acompañan.
Las numerosas hectáreas dedicadas a este cultivo en el municipio se tiñen con diversos tonos de rosa y caminos señalizados nos permiten recorrer sus campos a pie o en coche e ir parando en miradores para disfrutar de esta explosión de color que no dura mucho, pues el negocio es el negocio, y cuadrillas de jornaleros recorren los campos para ir despojando los árboles de más de la mitad de sus flores para que así, llegado el momento, podamos disfrutar de frutos más gordos y sabrosos.
Mientras tanto, quedémonos con el poder del rosa.
Y ya casi anocheciendo, una rápida escapada para contemplar este cañón sorprendente entre Cieza y Calasparra, el Cañón de los Almadenes, una impresionante grieta caliza labrada por el río Segura entre campos de cultivo. Allí, en una de sus paredes, está la Cueva de la Serreta, abrigo prehistórico que contiene importantes pinturas y que es posible visitar concertando la entrada en la Oficina de Turismo.
Parque Regional Cabo Cope y Puntas de Calnegre
Otra zona costera murciana protegida y en la que se suceden
acantilados y calas de arenas más oscuras debido al color de la roca, las tilitas.
Se extiende entre los términos de Águilas y Lorca y destaca sobre todo por su flora de carácter subdesértico y por contar con la presencia de la tortuga mora, que suele buscar refugio y sombra bajo los espartales que alfombran las laderas de los cerros que caen al mar.
Cala de Calnegre
Vistas hacia el Cabo Cope
Playa Baño de las Mujeres
Playa del Siscal
Lycium intricatum - Cambronera
Cala del Ciscar
Desde la ventana del Cuartel de Ciscar
Mesembryanthemum crystallinum
Acantilados
Parque Regional Sierra de la Muela, Cabo Tiñoso y Roldán
Este parque natural, entre el Pto. de Mazarrón y Cartagena, lo forman un conjunto de pequeñas pero abruptas sierras que caen a pico sobre el Mediterráneo. Si por algo destaca, es por lo descarnado del terreno, las numerosas construcciones militares que lo jalonan desde hace siglos y por especies animales como la tortuga mora, en riego de extinción en las pocas zonas del litoral español donde aún la podemos ver, una tortuga terrestre que habita zonas semiáridas y que se alimenta principalmente de las plantas silvestres de estos lugares.
Torre de Sta. Elena
Vistas desde el sendero hacia la Bahía de Mazarrón
Cala del Corracón
No es el mejor sitio para atender una llamada
Panorámica hacia la costa y el Cabo Tiñoso
Camino de bajada hacia La Azohía desde el Collado de los Siete Cucones
Lavatera maritima - Malva marítima
Llegando a La Azohía, donde comenzaba el sendero
Sorbas (Almería): Cueva del Agua y Río Aguas
Linaria oligantha subsp. oligantha, endemismo del este y sudeste de la Península
Barranquillo que da acceso a la cueva
En el interior de la cueva
donde no hay estalactitas ni estalagmitas
sino enormes paredes de cristal de yeso que el agua ha esculpido
Una cueva espectacular
y muy diferente a otras muchas de las que hemos visto
Desde los Molinos del Río Aguas, aldea semiabandonada pero que últimamente está en proceso de recuperación, se llega por un corto sendero al nacimiento del Río Aguas, la principal fuente de drenaje del Paraje Natural de los Karts en yesos de Sorbas.
El río Aguas encajonado entre moles de yeso
Fagonia cretica -Manto de la Virgen
Rocas desprendidas sobre el cauce
algunas formando impresionantes túneles
Narcissus tortifolius, un endemismo almeriense-murciano
Nacimiento del Río Aguas, donde hay una galería excavada en el yeso
Helianthemum alypoides, otro endemismo de las zonas yesíferas de la provincia de Almería
Otro túnel de rocas
El sendero serpentea entre los farallones
y las inmensas rocas de yeso caídas
lo que le dan a este paisaje
un aspecto irreal
De paso por Tabernas, una parada para fotografiar, junto a la carretera, un pradillo de unas curiosas flores, únicas en el mundo, la endémica Linaria nigricans, exclusiva de algunos puntos de la provincia de Almería, y especialmente de los alrededores de esta localidad, donde en los años en los que el final del invierno se presenta lluvioso, puede aparecer por miles y miles, cubriendo el suelo como si de un manto de nieve se tratara.