26 de febrero: Far de l'Albir
Este faro se encuentra en un extremo de la Serra Gelada, una pequeña sierra costera que va desde L'Alfàs del Pi hasta Benidorm, declarada parque natural.
La ruta parte de un aparcamiento y área recreativa junto a la pedanía de L'Albir por una carreterita estrecha pero asfaltada que va ascendiendo lentamente hacia el faro. No nos debemos preocupar por los coches, pues el tráfico está cortado. Un paseo relajado de cinco kilómetros ida y vuelta en el que podemos disfrutar del abrupto paisaje costero, de las vistas desde distintos miradores y de la sorpresiva presencia de perdices que, ante la ausencia de depredadores -incluidos los humanos cazadores-, campan a sus anchas.
Cala de la Mina
Altea y la Sª de Bernia
¡Qué raro! ¡Una perdiz tranquila que no ha echado a volar! Sería la primera de unas cuantas.
El Penyal d'Ifac
Far de l'Albir
Y esta paseando por los muretes del mirador del faro
Acantilados desde el faro
Minas de ocre -oligisto-
Bajando por un senderillo hacia las minas
Mucha ganga y alguna mena
El Peñón de Ifach al atardecer
27 de febrero: Barranc de l'Infern, la ruta de los 6.000 y pico escalones
En la Val de Laguar -del árabe al-Algwar, "las cuevas"- al norte de la provincia de Alicante y próxima a la costa, se puede realizar esta ruta por un antiguo camino morisco que serpentea -arriba y abajo- por los agrestes barrancos tallados por el río Girona y sus afluentes.
Fue este valle el refugio de los últimos musulmanes sublevados del Reino de Valencia, finalmente vencidos y masacrados en 1609.
La zona fue repoblada con gentes procedentes de Mallorca, pero muchos campos de cultivo fueron abandonados y el valle sufrió gravemente los efectos de la despoblación.
Este sendero, conocido también con el pomposo nombre de "La Catedral del Senderismo" se puede comenzar desde varios puntos del valle. Nosotros lo hicimos desde el pequeño pueblo de Benimaurell, remontando la ladera para internarnos en un profundo barranco, el Barranc de Racons, por el que el camino serpentea subiendo y bajando hasta llegar a las casas de Juvees, desde donde vuelve a bajar al fondo de la garganta para remontar de nuevo, volver a bajar y, ya sí, enfilar el último tramo de empinada subida hasta el pueblo de partida, superando un agujero tallado en la roca que nos permitirá salir a a zona de huertos que se extiende bajo Benimaurell y donde enlaza con el sendero que viene de Fleix.
¡Y todo ello adornado con 6.873 escalones!
Entre 12 y 14 kilómetros de un camino espectacular, exigente, pero relativamente cómodo de realizar, a no ser en días de calor, ya que la sombra escasea y el barranco no suele llevar agua salvo tras épocas de lluvias intensas.
Bancales por encima de Benimaurell
Comenzamos el sendero en una muy fría mañana, 4º C
Coronilla
El Barranc de Racons
donde el camino empieza a descender
en una serie de zetas escalonadas
Ruinas entre los palmitos cerca de Juvees d'Enmig
Muros de piedra de antiguos bancales
y un pozo en Juvees de d'Alt
El Barranc de L'Infern
hoy seco
pero igualmente majestuoso
Tras la bajada, toca subir
entre rocas desprendidas de las paredes
Este petirrojo nos acompaña en la comida
Oquedades en las paredes calizas
Y tras alcanzar unas casas y una nueva meseta, el Pla de l'Avenc
de nuevo descenso
esta vez a la sombra del pinar y por una zona donde los escalones están muy bien conservados
se nos abre la vista
Narcissus dubius - Narcisos
El camino decididamente desciende
hacia el fondo del barranco, donde pudo haber un pantano que fue un desastre, la presa de Isbert. La presa no retenía el agua que se filtraba por numerosas grietas de este terreno calizo. Una historia conocida.
Y de nuevo subida
No sabemos por dónde puede salir el camino
Arriba se ve una cueva o algo parecido
En el Forat de la Juvea
La costura del sendero
Almendros en flor
Centranthus ruber - Milamores
Benimaurell
La costa norte de la provincia de Alicante es, en general, bastante abrupta. En ella se alternan zonas de playas de cierta extensión con calas y acantilados que pueden superar, en algunos casos, los trescientos metros de altura, resultado de la proximidad de las últimas montañas de los Sistemas Béticos al mar.
1. L'Estret del Mascarat
Entre las comarcas de la Marina Baja y Alta se encuentra este imponente desfiladero de más de cien metros de altura que constituyó un obstáculo insalvable para las comunicaciones hasta que a finales del siglo XIX se construyó un puente y unos túneles que permitieron unir ambos lados. Posteriormente se construirían una estructura metálica utilizada para el paso del tren y un nuevo puente, ya a mediados del s.XX, que terminó sustituyendo al primero, ya en desuso, aunque todavía en pie.
El nombre de este desfiladero proviene de un antiguo bandolero de la zona que aprovechaba las dificultades del paso y lo abrupto del terreno para asaltar a los viajeros que por esta zona transitaban. Enmascarado, robaba a los ricos para repartirlo después entre las gentes más desfavorecidas: un Robin Hood en versión alicantina.
El Desfiladero desde la Urbanización Mascarat
En la primera parte hay que sortear grandes bloques
para ir volviéndose el suelo más arenoso pero las paredes más estrechas y altas
hasta llegar a un salto donde nos tendremos que dar la vuelta
Lavandula dentata - Alhucema rizada
2. Punta de Moraira o Cap d'Or
En el término de Teulada, encontramos este morro que se interna y alza sobre el mar. El sendero parte desde las últimas casas de Moraira, sobre el puerto, y sube hasta la zona alta, desde donde podemos acercarnos, por un lado, a la Cova de la Cendra, colgada en el barranco sobre el mar y con restos prehistóricos; y por otro, llegar hasta la torre-atalaya que corona este promontorio sobre el Mediterráneo y desde el que podemos disfrutar de unas vistas espectaculares.
Acantilados sobre la cueva
La bajada a la Cova de la Cendra
¿Qué verían los ojos del hombre prehistórico?
Panorámica hacia el sur desde el Cap d'Or
Moraira abajo
La Torre del Cap d'Or
3. Cala del Moraig y acantilados de Benitatxell
Algo más al norte, cerca del Cabo de La Nao, nos encontramos con uno de los paisajes más espectaculares de la costa alicantina: la Cala del Moraig, con su playa casi virgen, sus cuevas y unos acantilados que parecen clavarse en el mar.
Existen varios senderos por la zona, así como diversos miradores. Uno de los más espectaculares y fáciles de hacer es el que va desde la Cala del Moraig hasta la Cala del Llebeig, unos 3 kilómetros -solo ida-. El sendero aprovecha una cornisa que discurre, sin apenas desnivel, por la parte central de estos acantilados, en los que podemos encontrar distintas construcciones realizadas por contrabandistas que aprovechaban la inaccesibilidad de la zona para sus negocios.
Playa de Cala Moraig
Otra vista de la misma playa con las casas sobre el acantilado
Los estratos verticales de la falla
Cala del Testos
Un sendero ancho
recorre estos acantilados
con paredes verticales sobre nuestras cabezas
túneles bajo las rocas desprendidas
y una ladera que se hunde en el mar
El sendero bajo una cara acantilada
La falla desde arriba
Una de las casas construidas por los contrabandistas, con su cuadra y su ventanuco para vigilar el camino
4. Penyal d'Ifac
El peñón se alza 332 metros sobre el nivel del mar con la localidad de Calpe a sus pies.
Desde 1987 es una zona protegida y actualmente es necesario solicitar vía internet un permiso previo si queremos subir a su cima.
La subida, aunque empinada, es fácil hasta el túnel que atraviesa la montaña. A partir de aquí, la cosa se complica, sobre todo si no llevamos el calzado adecuado, la roca está húmeda o nos dé vértigo. La caliza está muy pulida por el paso constante de personas y aunque en las zonas más expuestas hay cadenas, no son raros los resbalones, por lo que hay que ir con mucho cuidado.
Y si nos pilla en época de cría de la gaviota patiamarilla, la primavera básicamente, también deberemos prestar atención al cielo pues el peligro nos puede venir de arriba. Son cientos de gaviotas las que tienen sus nidos en este peñasco y en esta época se pueden mostrar agresivas, haciéndonos recordar escenas de una famosa película de Hitchcock.
El Peñón
sobre Calpe
Gavota patiamarilla - Larus michahellis
Escalones de entrada o salida
del túnel
Cadenas en las zonas más expuestas o resbaladizas
Las vistas desde la cumbre
y yo
Gaviota al atardecer
Peor bajar que subir
pero con tiento
y tiempo
también se consigue
Atardece en Benidorm
El símbolo del Parque Natural
Entre los términos municipales de Alcoy e Ibi se encuentra esta zona protegida que alberga uno de los bosques mejor conservado de la Comunidad Valenciana, un mar de encinas carrascas a la sombra del Pico Menejador y en el que, aparte de estos árboles, podemos encontrar otras muchas especies vegetales, especialmente algunas de hoja caduca -quejigos, fresnos, arces- que hacen que el otoño sea, en este lugar, especialmente colorido.
Este paisaje, hoy destacado sobre todo por sus valores naturales, ha estado unido a actividades humanas desde tiempos antiguos: explotaciones de mineral, caleras, producción de carbón, extracción de leña, pozos de nieve ligados a la fabricación de los primeros helados en la cercana Jijona... y un santuario, el de la Virgen de los Lirios, que según la tradición, tiene su origen en una imagen aparecida en un bulbo de un lirio blanco arrancado por un religioso en sus paseos por estos bosques.
Iniciando el camino junto al Área Recreativa
Cogemos la ruta que sube a la cumbre del Menejador
En sendero asciende
por la umbría de la montaña
con vistas al santuario y al valle del río Polop
Árboles secos con aspecto fantasmagórico
El bosque nos acompaña
casi hasta la cumbre
El Menejador (1.356 m)
La Cava Coloma
un enorme pozo de nieve
Mas de Tetuán
Bajada por el carril
donde en un momento dado cogemos un sendero, el del Barranco del Infierno, otro
Bajo las peñas
el sendero se interna en un umbrío bosque de encinas y pinos
donde no ha lugar para el sol
Barranc de l'Infern
y durillos -Viburnum tinus-
a principios de marzo en flor
muchísimos durillos
El camino comienza a ascender
a la vez que algunos copos de nieve se desprenden de las nubes
Solo quedan algunos escalones de madera para llegar de nuevo al área recreativa y al santuario
Las Cuevas de Canelobre (candelabro en valenciano), se encuentran en Bussot, en las faldas de la Sierra del Cabeçó d'Or.
Esta cavidad, no muy conocida, tiene una serie de particularidades que la hacen destacar entre las muchas cuevas que podemos ver en nuestro país:
- Su antigüedad, pues data de la época del Jurásico.
- Alberga la bóveda subterránea más alta de España, 70 metros del suelo al techo.
- Posee una columna de 25 metros en el centro de la cavidad que es la que le da nombre al conjunto.
- Su interior "acogió" durante la Guerra Civil un taller de reparación y montaje de motores de avión. Para ello se construyó una plataforma en su interior con utilización de barrenos, lo que provocó la destrucción y el derrumbe de muchas formaciones.
La cavidad desde arriba
Iluminada y adornada con luces
que van cambiando de color
a pesar de la destrucción no deja de sorprendernos las numerosas y extraordinarias formaciones que se pueden ver en su corto recorrido
Lugar donde se emplazaba la plataforma de reparación de motores de avión
La gran columna de 25 metros
La fotografía no puede sustituir lo que los ojos ven
La Sierra del Cabeçó d'Or se extiende junto a la cueva y en ella destaca sobremanera esa ventana perfectamente circular, como si la montaña fuera ese cíclope varado en el tiempo
Ojo
y sus paredes verticales en una de sus caras
lugar que muchos aprovechan para la escalada
En esta montaña podemos realizar diversas rutas, una de ellas la que sube a su cima y pasa por la Sima del Marqués, un rico hacendado local que atraído por leyendas de tesoros escondidos, se arruinó en la búsqueda del oro -or, en valenciano- que la sierra solo tiene en su nombre, derivado posiblemente del vocablo íbero ur -agua-.
Coronilla de fraile - Globularia alypum
2 de marzo, de turismeo: Fonts de l'Algar, Guadalest, Els Arcs de Castell de Castells y Altea
Fonts de l'Algar
Un mar de plástico oculta miles de nísperos, el tesoro más preciado del municipio de Callosa d'En Sarriá, a tan solo 15 km de la archiconocida Benidorm.
Pero este tesoro no sería posible sin otro, quizás más conocido, tal vez más preciado en estos tiempos de sequía que corren, el agua, que brota impetuosa entre las rocas de la Sª de Bernia para dar lugar al nacimiento del río Algar, el "río de la Cueva" en árabe.
El agua sale por todos lados: abre grietas, se despeña y remansa, fluye, dando lugar a uno de los rincones más bellos -y masificados si vamos en fin de semana o en verano- de la provincia de Alicante.
La visita, desde hace un par de años, es de pago. El recorrido, de un kilómetro y medio, se puede hacer en unos 45 minutos, pero si el calor aprieta y no nos importa la temperatura gélida del agua, podemos dilatarlo dándonos un chapuzón en las pozas (tolls) que va formando en su discurrir entre calizas y adelfas.
El Toll Blau
Chorreras
por todos lados
La Cascada de la Caldera
El Toll del Baladre
Entre rocas y adelfas
El agua sale de multitud de grietas a derecha
e izquierda
Panorámica de los invernaderos de Callosa con las sierras de Polop y el Puig Campana al fondo
Cortados por encima de los campos de nísperos
Castell de Guadalest
Entre las sierras de Aitana, de la Serrella y de la Xortà, se sitúa este pequeño pueblo alicantino de unos 200 habitantes.
Agazapado entre las rocas, como escondido, las casas de su casco antiguo se encuentran tras el gris afilado de un crestón calizo del que sobresale, separado de la iglesia como campanile italiano, el blanco campanario y los restos de muralla de dos castillos, el de la Alcozaiba y el de Sant Josep, que parecen nacer de la misma roca.
La villa, de origen árabe, sufrió, tras su conquista por los reyes cristianos, numerosas vicisitudes, pero fue quizás la expulsión de los moriscos decretada por Felipe II, la que más daño hizo a la vida de este valle, pues las tierras se despoblaron y se abandonaron sus campos.
No sería hasta el siglo XIX cuando este pueblo volvería a resurgir de mano de los Orduña, una familia aristocrática de nuevo cuño que estableció su centro de poder en esta localidad.
Ya en el siglo XX, se construiría el pantano que, son sus aguas entre azules y verdes, pone una nota de color al imponente paisaje de escarpadas sierras grises que rodean Guadalest y otros pueblos del valle.
Guadalest desde la carretera de acceso
El campanario de la iglesia
Panorámica desde Aitana a la Serrella
El Pantano de Guadalest
Las crestas calizas
donde se esconde el pueblo
En la calle de entrada a la parte vieja
Els Arcs de Castell de Castell
A los pies de la Sª de la Xortà, en su cara norte, se encuentra esta maravilla geológica protegida bajo la figura de Paraje Natural Municipal. Se trata de dos arcos naturales unidos y esculpidos en la roca caliza de un tamaño impresionante.
Para acceder a ellos basta seguir una pequeña ruta circular de unos cinco kilómetros que entre carriles y campos de almendros nos llevará a los pies de la sierra, de donde parte un senderillo que nos acercará hasta su misma base.
Campos de almendros con flores en sus ramas y flores a sus pies
Un sendero con algo de nieve helada
nos sitúa debajo de su doble arco
Altea
Campos de cultivo, playas de arena blanca y cálidas aguas, acantilados y una agreste sierra, la de Bernia, como marco inmejorable.
Calles estrechas que suben, retorcidas, el cerro junto al mar donde se asienta la parte vieja del pueblo, un pueblo que me trae aires a Andalucía, con sus casas de fachadas blancas y colmadas de flores... y su iglesia en lo más alto que pareciera castillo si no fuera por su cúpula de cerámica azul, tan levantina.
Y al fondo, no muy lejos, el Peñón de Ifach.
Iglesia de Nuestra Sra. del Consuelo
Una de las calles de la parte alta
La parte baja y el Peñón de Ifach
3 de marzo: Puig Campana
El Puig Campana es una montaña que se alza desafiante por encima del pueblo de Finestrat y de los rascacielos de Benidorm.
Con sus 1.408 metros de altura, es la segunda cumbre más alta de la provincia -la primera es el Pico Aitana-, aunque al ser un pico abrupto, aislado y muy próximo a la costa, la convierten en una de las montañas más atractivas de la Comunidad Valenciana.
La ruta, en parte circular y en parte lineal, comienza en la Font del Molí, en Finestrat, rodea la montaña por el este o el oeste, según elijamos, hasta llegar al Coll del Pouet, donde un sendero estrecho y pedregoso nos llevará, por su cara norte, primero a un collado entre las dos cumbres de la montaña para posteriormente conducirnos a su cima principal, desde la que tendremos una vista panorámica de gran parte de la provincia de Alicante.
Saliendo de la Font del Molí
La desafiante cara sur del pico
El sendero nos va subiendo progresivamente
Panorámica hacia el oeste, con la Sierra de Aitana al fondo
Els Castellets
El Pico Aitana, que con sus 1.557 metros es la cumbre más alta de Alicante, aunque no se puede subir a ella, ya que está ocupada por una base militar
Serra de Polop
Monte Ponotx
La subida por la cara norte
con mucha piedra suelta
y muy inclinada
Otra vista de los tajos de la Serra de Polop
Últimos repechos fuertes
y ya estamos en el Bancal del Moro, el collado entre las dos cumbres del Puig Campana
En el vértice nosotros
y ellos
Acentor alpino - Prunella collaris
Una chimenea en el pico sur o Pic Prim
De nuevo en el Bancal del Moro
y decididamente
comenzamos la bajada
Tajos desde el Coll del Pouet
La Font de la Solsida
Una hiedra en la pared del tajo
Panorámica de la Serra de Polop y el Ponotx, asolado por un incendio en 2009, del que parece se va recuperando
Benidorm entre peñas
Siempre a la vista
L'Illa de Benidorm
y el Penyal d'Ifac
Rascacielos como piezas de un lego
La bajada por la cara este
Panorámica de Benidorm
La ventana, que según la leyenda, creo el gigante Roldán intentando salvar a su amada: arrancó un pedazo de la montaña para prolongar la puesta de sol y lo lanzó ladera abajo. La piedra rodó hasta llegar al mar, donde quedó anclada, formando lo que es hoy la Isla de Benidorm.
Brezo
La ventana -finestra, en valenciano- palabra de la que se deriva el antiguo nombre de la sierra y del pueblo homónimo, Finestrat.
Moricandia
Una campana invertida
El Puig Campana desde Benidorm
Alicante, Benidorm, La Vila Joiosa
xxx metros de altitud con respecto al nivel del mar en Alicante. ¿Cuántas veces habremos leído esto en nuestro deambular por España?
La historia se remonta al reinado de Isabel II, cuando se creo el Instituto Geográfico Nacional que, entre otras tareas, se le encargó la misión de establecer las altitudes de diferentes puntos de nuestro país. Pero necesitaban una referencia común y es ahí donde Alicante entra en juego pues la escasa variación de las mareas del Mar Mediterráneo en sus costas -apenas 20 cm- lo hacían el lugar más adecuado para servir como cota 0. Y ahí está, en el primer escalón del viejo Ayuntamiento, la placa que nos recuerda que es a partir de aquí desde donde se mide la altura de tantas montañas españolas holladas por nuestros pies.
Barrio de Santa Cruz, un dédalo de callejuelas con flores y escaleras que trepan las laderas del cerro Benacantil
Alicante, desde el Castillo de Santa Bárbara
El Castillo de Santa Bárbara es el monumento más emblemático de Alicante. Situado sobre el Monte Benacantil, a 167 metros de altitud, domina la ciudad hacia sus cuatro puntos cardinales.
De origen árabe, ha sufrido numerosas reformas y cambios a lo largo de la historia. Tras la Guerra Civil -período en el que sirvió de penal- fue progresivamente abandonado, hasta que en 1963 se decide limpiarlo y restaurarlo para abrirlo al público con fines turísticos y culturales.
Vistas hacia el norte, hacia la Lloma de Sta. Anna
Pozos de Garrigós, el sistema de aljibes que abastecían de agua a la ciudad en el siglo XIX, visitables hoy en día a través del Museo del Agua.
La Explanada, un paseo entre palmeras con sus singulares losetas de colores.
Benidorm es conocido como la "Nueva York del Mediterráneo" por la cantidad de rascacielos que dibujan su skye line: más de sesenta, con treinta de ellos de más de cien metros de altura.
Hoy en día es la ciudad con mayor número de rascacielos per cápita del mundo, un récord no sé si para bien o para mal, pero ahí está.
Edificio Intempo, que con sus 202 metros, es el más alto de la ciudad
Escultura en el paseo marítimo
La Playa de Levante desde el Mirador del Castillo
La Vila Joiosa -Villajoyosa-, huele hoy a chocolate, suena a fiestas de Moros y Cristianos, pero aún sigue sabiendo a mar, a pescado fresco en sus rincones, en sus calles atestadas de turistas, en su colorido barrio de pescadores de casas pintadas con llamativos colores.
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